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sábado, 22 de octubre de 2016

Copenhague clásica

La primera vez que vine a Copenhague fui directamente hasta "La Sirenita", Monumento Nacional y punto de encuentro con el que habíamos quedado con varios de mis primos con quienes recorrería la capital de Dinamarca en aquella oportunidad. Ellos ya estaban en esta bella urbe y yo acababa de aterrizar en un vuelo proveniente del Aeropuerto de Heathrow en Londres. No se si fue el verano, la amabilidad de su gente, la arquitectura, el agua o su gracia natural, pero fue un amor a primera vista, y desde entonces he vuelto varias veces a la que consideran una de las capitales con mas onda y mayor calidad de vida en el planeta.
Si bien había estado previamente en Dinamarca en dos oportunidades, nunca había conocido su bella capital, ni había oído hablar de la estatua de "La Sirenita" (Den lille Havfrue) hasta 2007. Resulta que es el monumento mas fotografiado del país y goza de la simpatía de gran parte de los pobladores desde 1913. Esta pequeña escultura de bronce basada en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen es todo un símbolo para Copenhague, pero tuvo una historia de ataques y vandalismo. Quizás podríamos comenzar por 1964, cuando integrantes de la Internacional Situacionista, un grupo de artistas anti capitalistas, robó la cabeza de la sirena. Ésta nunca apareció y la ciudad tuvo que reemplazarla por una réplica. Veinte años mas tarde dos adolescentes cortaron uno de sus brazos, que fue devuelto días después. En 1998 alguien se hizo nuevamente de su cabeza, la cual apareció en forma anónima días mas tarde en un canal de televisión. En sus mas de 100 años de historia fue pintarrajeada en decenas de ocasiones.
Pese a que Copenhague es una ciudad milenaria, puede cubrirse perfectamente a pie, quizás en dos días. Un buen punto de partida para comenzar cualquier recorrido  puede ser ir caminando hasta el Palacio de Amalienborg, donde vive la Reina y sus herederos desde el 26 de febrero de 1794, día en el que el Palacio de Copenhague (actual parlamento) fuera destruido por el fuego por primera vez.
El conjunto de Amalienborg Slot (tal es su nombre) está compuesto por cuatro palacios idénticos (Schack, Moltke, Brockdorff y Levetzau) alrededor de una plaza con forma octogonal en el distrito de Frederiksstaden, en el centro de la ciudad. Este área de Copenhague fue mandado a construir en 1748 por Federico V (rey de Dinamarca y Noruega) en conmemoración a los 300 años de reinado de la Casa de Oldenburgo. Grandes edificios se erigieron en aquella oportunidad. En sintonía con la época se eligió el estilo Rococó, y ahora el distrito de Frederiksstaden es una de las zonas con mas cantidad de edificios de este tipo en todo Europa. 
El conjunto y la supervisión del mismo es obra del arquitecto de la corte, Nicolai Eigtved.
En una callejuela cercana al palacio real aparece un tanto escondida la Iglesia de Frederiks, mas conocida como "La Iglesia de Mármol" (o Marmorkirken en Danés).  Su domo cubierto de cobre de 31 metros de diámetro y 50 metros de alto es el mas grande de Escandinavia, y tal como el resto de los edificios del área es de estilo Rococó.
La piedra fundacional fue colocada por el rey Federico V en 1749 para dotar a la ciudad de una Iglesia Luterana tan bonita como las Católicas de cuando Roskilde era capital, pero por problemas financieros sólo pudo completarse 150 años mas tarde. En un hecho de corrupción, el ministro de finanzas vendió la inconclusa iglesia a un particular, a cambio de que este (Carl Frederik Tietgen) erigiera una parecida a la de los planos originales, aunque no fuera de mármol como estaba planeada, a cambio de varios terrenos linderos para desarrollar.
Durante los meses de invierno no hay mucho para hacer en las ciudades de los países escandinavos y nórdicos, salvo los mercados de navidad. Los días son cortos. A veces ni sale el sol y hace un frío bárbaro, por lo que no hay espíritu de vida social o al aire libre.
El verano tiene días largos y el sol se esconde pasadas las 10 de la noche. Todo el mundo parece estar fuera de sus casas disfrutando de la mejor época del año y se multiplican las ofertas de ocio.
Copenhague viene desde hace años en el Top 10 de ciudades con mayor calidad de vida en el mundo. No hay ruidos excesivos. El gobierno es poco corrupto. Existe una gran cantidad de espacios verdes, de hecho, por ley, ningún habitante puede tener un parque o playa a mas de 15 minutos de caminata desde sus hogares.

La gente gana buenos salarios, tiene seguridad laboral y recibe algo a cambio de sus impuestos. Incluso en las dependencias municipales te invitan un café a la hora de pagarlos.

La tercera parte usa la bicicleta como medio diario de transporte, y todo en la ciudad (pionera en la materia desde los años 70´) parece estar diseñado a su medida. El resto se mueve en un transporte público muy efectivo, con uno de los subterráneos mas apreciados del mundo, pese a sólo contar con dos líneas y 17 estaciones.
En todo Dinamarca, e incluso en Copenhague, la gente tiene tiempo para disfrutar de la familia, la vida al aire libre y los amigos. Cada tarde desde 1873 la gente hace cola en las puertas de acceso del singular Parque Tívoli, el parque de diversiones mas antiguo del mundo.
Se destaca la buena onda de la gente y el gran ambiente de esta ciudad cuyos límites no están del todo claros, razón por la cual se discute si su población es de 597.000 o 1.200.000 personas. Sea como sea, Copenhague es una de esas capitales tranquilas de las que no hay tantas en el mundo, y recibe muchos mas turistas que los habitantes que tiene.
La plaza de Gammeltorv es la mas vieja de la ciudad. Desde el siglo XII existe allí un mercado de carne (cubierto desde 1901), y concentra la vida política y judicial de la urbe desde incluso un tiempo antes. Es una zona en donde la mayoría de los edificios son de estilo Neoclásico, tras ser reconstruida el área tras el gran incendio de 1795. Es un área de peatonales, de hecho dicen que de aquí (aunque cambia 5 veces de nombre) parte la calle peatonal mas larga del mundo.
Pasado el mediodía fuimos, siempre caminando, hasta el popular barrio de Nyhavn a conocer el que es el canal mas famoso de la ciudad. Aquel que sale en todas las fotos con sus barcos de madera anclados a los costados y sus casitas de colores, algunas del siglo XVII.
Como buena zona portuaria, su pasado no goza de buena fama, pero se puede decir que el ambiente ha cambiado para siempre. La zona está llena de bares con libros en sus estantes, restaurantes pulcros y algunas tiendas de diseño, algo en lo que Copenhague puede dar cátedra.

Bien pasado el mediodía nos decidimos sumar a las ordas de turistas y locales para disfrutar de unas Frikadeller (albóndigas con salsa) y unas cervezas, a las que pronto le sumamos otros platillos.
Ya que estamos en el rubro gastronómico vale la pena destacar que en la ciudad hay dos restaurantes galardonados con una Estrella Michelin, y un buen número de chefs premiados. Como siempre en el norte de Europa, una experiencia de este tipo cuesta unas buenas Coronas (uno de los pocos países que o adoptaron el Euro como moneda).
Cada media hora salen barcos desde Nyhavn (literalmente "el puerto nuevo") que ofrecen recorridos de variada duración por los canales de la ciudad, a un moderado precio por asiento y con buenas perspectivas fotográficas de los edificios mas emblemáticos de Copenhague.

Este barrio y algunas cuadras de los adyacentes son los que mayor actividad comercial tienen durante el día, y los únicos con "vida" durante las noches, al menos para los que no llegan preparados para otras caras que tiene ciudadEl resto se vive "puertas adentro".
La ciudad tiene una gran oferta cultural y de buena calidad con muchos teatros y festivales. Todos los museos son gratuitos los días miércoles, y para los menores de 18 años. Algunos de los mejores del país y la ciudad, como lo son la gran pinacoteca de la Galería Nacional de Dinamarca - SMK- (Statens Museum for Kunst), o el Museo Nacional de Dinamarca, tienen entrada libre todos los días. En el primero hay una extensa colección de arte Danes y extranjero que va del siglo XIII a la actualidad, y en donde no faltan pinturas de grandes maestros como Rembrandt, Rubens, Tiziano, Matisse, Durero y Picasso.  El segundo es el mejor lugar para adentrarse en la historia de la cultura local.
Otros museos de calidad son el Glyptptotek, un museo dividido en dos, con una colección de arte antiguo (Egipcio, Etrusco, Griego y Romano) y otro dedicado al Impresionismo Francés, con 35 esculturas de Rodin, 40 obras de Gauguin y muchas de Degas. Este museo también tiene entrada libre los días domingo. El Museo de la Música, el Museo Naval y el Royal Arsenal Museum (en un edificio de 1604) completan la oferta.

Copenhague invita a hacer una pausa y dedicar un tiempo a descubrirla. Su esencia está repartida en sus calles, sus platillos, su pasado, el futuro, el diseño, la cerveza, las bicicletas, sus canales, el ladrillo, la madera, el estilo, su abecedario, el clima, su literatura y la libertad.

lunes, 2 de septiembre de 2013

El parque de diversiones mas antiguo del mundo.

¿Hay acaso algún lugar en la ciudad de Copenhague que sea mas divertido que el Parque Tívoli?

Cuando el pueblo se divierte no piensa en política. Ya lo sabían los Romanos, y fue esto lo que convenció al rey Christian VIII de Dinamarca de construir para su pueblo, un parque de diversiones cerca de una de las puertas de la ciudad.
Edificaron cerca el ayuntamiento (Københavns Rådhus) y la estación central (Københavns Hovedbanegård) 

Los jardines de Tivoli son una de las mayores y mas visitadas atracciones en la capital Danesa. Mas de 4 millones de personas al año pasan por su puerta, que permanece inalterada desde 1873, tras la inauguración del parque.
Adentro esperan juegos lleno de adrenalina, y de esos en donde hay que embocarle a cosas a cambio de algún osito de peluche o algo así.
Entre sus joyas se encuentra una de las Montañas Rusas de madera mas antiguas del mundo . Es de 1914 y aún está en perfecto funcionamiento. Lo curioso es que a diferencia del resto de las Montañas Rusas del mundo, la de Tívoli tiene un conductor que va sentado entre los carros  frenando la formación cuando es necesario.

Dentro del parque hay también un teatro bastante importante donde se celebran frecuentemente espectáculos gratuitos.


Tívoli es un lugar pensado para grandes y chicos. Todos se encontrarán a gusto en este cuidado recinto de bellos jardines, restaurantes y cerveza al por mayor.

Tívoli es el parque de diversiones mas antiguo del mundo. Esa estética tan particular de los juegos de antaño nos transportan a otro tiempo y nos hacen sentir en una romántica ciudad de Asia. Merece una visita incluso si no te gustan los juegos o este tipo de lugares.

La entrada es cara (unos 60 Euros) considerando el tamaño del parque y la cantidad de juegos, sobre todo tomando como referencia lo que vale, por ejemplo, la entrada a EuroDisney o similares en USA. Este pase te permite subir cuantas veces quieras a cada juego en el transcurso de un día.

Para los que solo van a caminar, tomar cerveza o comer, la entrada tiene menor valor, y siempre se tiene la posibilidad, si se quiere, de pagar los juegos individualmente.

El lugar es mas lindo aún cuando cae la noche, pero cuidado con quedarse sin comida. Muchos de los lugares cierran sus puertas temprano.

jueves, 23 de mayo de 2013

Christiania, un sueño hecho realidad

Apenas vi el cartel anunciando que estábamos dejando la Unión Europea para ingresar al Territorio Libre de Christiania, sentí que el barrio me guiñaba un ojo.
Hacía años que había escuchado de este lugar tomado por los hippies y administrado por los punks, que a diferencia de otros asentamientos en Europa (Hafenstrasse u Holanda por ejemplo) realmente gozaba de independencia y autonomía.

Christiania es una comunidad auto gestionada que se encuentra dentro de la ciudad de Copenhague, mas precisamente en Christianshavn, muy cerca de las mejores partes de la ciudad, razón por la cual quieren ser echados por muchos de los ciudadanos Daneses que ven la enorme oportunidad  inmobiliaria que tiene un lugar de ese tamaño en el medio de la ciudad y contra las aguas.

Corría el año 1971 y Dinamarca no estaba pasando un buen momento económico. La desocupación llegaba a cifras un tanto preocupantes y las ideas de cambiar al mundo se replicaban en todos los continentes, fue entonces cuando un grupo de hippies que se sentían relegados de la sociedad tiraron abajo las murallas de esta vieja barraca militar y comenzaron a construir en él un espacio libre para que sus hijos pudieran jugar y ellos gozar plenamente de un lugar donde replicar sus ideales.
Llamaban a recuperar el espacio y a vivir de acuerdo a sus propios sentimientos.

Los años fueron pasando y la comunidad fue creciendo. No todo fue fácil. En decenas de oportunidades se enfrentaron a la policía y a los propios Daneses en su afán independentista. Ya no pretendían seguir viviendo gratis, si no que, algunos de sus pobladores, los mas radicales, querían convertirlo en una suerte de país con sus propias leyes y puerto.
Lograron sobrevivir año tras año y  finalmente llegó la aceptación por parte de los habitantes de la ciudad, ya que paredes adentro, el crimen y los ilícitos eran mínimos y estaban controlados y castigados por la misma comunidad. En Christiania no aceptan a la policía Danesa, aunque cada tanto estos irrumpen en el lugar con las excusas mas variadas, como buscar drogas duras (que están prohibidas dentro del lugar, o integrantes de grupos revolucionarios de Europa que cada tanto aparecen con sus obsoletos sueños de cambiarlo todo.

En el lugar está prohibido sacar fotos, y aunque los habitantes necesitan de los turistas y visitantes para vender lo que producen sus múltiples fábricas (velas, artesanías, bicicletas para niños, zapatos y mucha marihuana), a veces no son bienvenidos si no siguen las reglas de convivencia.

Paredes adentro es otro mundo. Aquí florece el arte y la libertad, y el ingenio está a cada metro.
Su plaza central y cafés son un regio lugar para separarse un poco de la tan civilizada Copenhague. Aquí nunca falta ni calor ni color.

Los habitantes del barrio tienen una moneda propia, aunque tratan de hacer todas las transacciones mediante el sistema de trueque, así por ejemplo, cuando llegamos a su supermercado, veremos cientos de objetos exhibidos que se pueden tomar dejando algo similar a cambio. Interesante.
Las primeras construcciones son muy originales y por los materiales que utilizaron son verdaderas obras de arte dignas de ser observadas.

Aunque los habitantes de Christiania, hoy anarquistas en su mayoría, no creen en las banderas, Christiania tiene la propia. En el lugar no hay nada prohibido pero hay ciertas reglas que hay que cumplir a rajatabla para la feliz convivencia de sus gentes.
Solo pueden vivir ahí aquellos que obtengan permiso del resto de los pobladores y que tengan algo para aportar a la causa. Pueden ser maestros, técnicos, artesanos o abogados. Por su carácter libre, es aceptado de todos modos que duerman algunas noches aquellos que lo necesiten, como viajeros o mujeres solteras, como para variar un poco.

Solo se puede usar dentro de sus límites el transporte no motorizado. Bicicleta o a pié.

Todas las decisiones son tomadas en una asamblea por el conjunto de los pobladores. Aquí no hay líderes.

Hoy, tras intentos de desalojos en los últimos 40 años, el lugar goza de paz y aceptación.
El estado toma a Christiania como un experimento social. Quizás algo bueno puede salir de todo esto.

Recomiendo animadamente una visita al lugar. Las manifestaciones artísticas y sociales están en cada rincón. Aquí siempre es primavera.

Christiania, hasta la vista!