Mostrando las entradas con la etiqueta Vietnam. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Vietnam. Mostrar todas las entradas

lunes, 14 de julio de 2025

Tumba de Khai Dinh

 La tumba de Khai Dinh es una de las más impresionantes y distintivas de las tumbas imperiales de Vietnam. Está ubicada en las colinas de Chau Chu, en las afueras de la ciudad de Hue.
Desde 1993 goza de ser parte del Patrimonio UNESCO de la Humanidad por formar parte del Conjunto de Monumentos de Hue.


Como sucede muchas veces, lo bueno no llega sin esfuerzo. En el caso de la tumba de Khai Dinh debemos entrar en calor y subir varios tramos de escalinatas hasta llegar a la cima, ya que la tumba está construida sobre varias terrazas y existen varias secciones. 

La primera de esas secciones es la Puerta de las Tres Entradas (Cong Tam Quan). Esta es la entrada principal al recinto. La misma está decorada con motivos florales y dragones. Desde aquí ya se puede apreciar la calidad del conjunto.
La segunda sección es el Patio de las Ceremonias (San Bai Dinh), un patio sumamente atractivo en dónde hay dispuesto en dos filas, una impresionante cantidad de estatuas de piedra caliza de caballos y elefantes, y de civiles y mandarines militares, algunos dotados de detalles muy poco frecuentes en este tipo de arte.
Luego se llega al Palacio de Thien Dinh (Thien Dinh Dien), es decir el corazón de este mausoleo real. Es una sala muy ricamente decorada en dónde se encuentra una estatua de bronce de Khai Dinh sentado en su trono bajo techos cubiertos de coloridos mosaicos que forman nueve dragones pintados que simbolizan la protección imperial.
Nueve metros por debajo de la estatua yace el verdadero sarcófago del emperador.

La Tumba Imperial de Khai Dinh es un gran ejemplo del cruce cultural y la extravagancia imperial propia del último período de la Dinastía Nguyen. 
Hoy puede ser parada obligada en Hue, pero en su momento causó mucho descontento entre los ciudadanos que tuvieron que pagar impuestos más altos para solventar su construcción.





domingo, 13 de julio de 2025

La Bahía de Halong, dónde el dragón desciende al mar

La Bahía de Halong es probablemente el sitio más renombrado y emblemático de Vietnam. Se trata de un conjunto de más de 1.600 islas e islotes de piedra kárstica ubicadas a unos 170 kilómetros de Hanoi, la capital, y que por su excepcional belleza natural están reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad (1994)

La Bahía de Halong también fue nombrada una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo por la singularidad de su entorno, y claro también era parte del itinerario de nuestra estadía en Vietnam. 

La mañana había empezado complicada con mi madre intoxicada en un hotel de Ninh Binh, lo que ponía en riesgo no sólo el día, sino la dinámica entera del propio viaje. El desafío consistía en cubrir las poco más de tres horas que nos separaban del Golfo de Tonkín y abordar a tiempo el crucero que previamente habíamos contratado, y en dónde pasaríamos la noche.

Madre hizo un esfuerzo sobrehumano y logramos salir, Con el correr de las horas se fue sintiendo paulatinamente mejor, y minutos después de los trámites en el bullicioso puerto ya estaba disfrutando del paseo por este mágico destino.

Las habitaciones del crucero eran más que cómodas, como las instalaciones todas, siendo las terrazas el sitio preferido de nosotros y el resto de los navegantes.

Cuenta la ancestral leyenda vietnamita que este territorio era continuamente amenazado por invasores desde el mar. Viendo el sufrimiento de los valientes habitantes de la bahía, el Emperador de Jade, dios supremo del taoísmo y regente de los cielos, envió una familia de dragones celestiales para ayudar a este pueblo bonachón, y así fue como al próximo intento de invasión, los dragones escupieron perlas y joyas desde sus bocas, y cuando estas tocaban el agua se fueron convirtiendo en estas piedras calizas que además de ser muy bonitas, hacen del lugar una suerte de muralla infranqueable. 
Al concluir la batalla, los dragones quedaron tan a gusto, que decidieron quedarse en la tierra en lugar de regresar al cielo. El dragón madre se pozo en lo que hoy es la cadena montañosa de la Bahía de Halong, y sus hijos se posaron en las cercanas bahías de Bai Tu Long y la Bahía de La Han.
Desde la terraza del crucero vemos como el astro mayor desciende. El escenario es de veras cautivante. El color de la mar. Esas piedras surgidas por gracia divina que brotan a diestra y siniestra. Un leve olor a combustible mal quemado. El graznido de un ave que pasa volando.

En la terraza sucede una clase de cocina. Un acercamiento a la cultura local. Preferimos en cambio un aperitivo antes de regresar al interior del barco en dónde continuarían una serie de actividades que mantuvieron entretenidos al pasaje entero.
Para la Trasnoche hubo quienes pescaron con éxito algunos moluscos que mordían anzuelos atraídos por las fuertes luces de las linternas.

Mi día comenzó a las cinco de la mañana en la terraza del barco para una clase de Tai Chi Chuan. La primera en mi caso. Ni madre ni hermana aparecieron a la cita, pero al menos pude aprender algo nuevo y disfrutar de las primeras luces de la mañana mientras sentía que mi corazón iba subiendo de pulsaciones con la actividad física.

Tras el desayuno abordamos una embarcación más pequeña que nos acercó a una de las muchas cuevas de piedra caliza que por aquí existen.
Tuvimos suerte (supongo) ya que vinimos a conocer la Cueva Sung Sot (o Cueva de la sorpresa), una de las cuevas más grandes de la bahía, famosa por las formaciones de estalagmitas y estalactitas que se asemejan a figuras animales. Andando por las diferentes cámaras podemos ver que algunas se aprecian a simple vista, y en otras hay que recurrir a la imaginación, o incluso voltear nuestras cabezas.
Por un corto camino ascendente se llega a una suerte de mirador sobre la bahía y se regresa al barco.
La Bahía de Halong tiene su fama merecida. Es un sitio muy especial que ningún viajero debiera dejar afuera de su itinerario por Vietnam. Y así sucede. Prueba de ello es el creciente desarrollo en la ciudad de Halong, que hoy luce moderna y dinámica y supera con creces los 300.000 habitantes.


lunes, 23 de junio de 2025

Tam Coc, "la Bahía de Halong en tierra"

 Tam Coc es una parada que no debe faltar en el itinerario de cualquier viajero que esté de paso por Hanoi o recorriendo el norte de Vietnam, y en especial a aquellos que se encaminan a conocer la famosa Bahía de Halong. Este idílico paisaje inmerso en la ruralidad y a poco más de 100 kilómetros de la capital Hanoi, eclipsa por su belleza y simpatía, pero vamos por partes.

Ese día hicimos junto a mi madre y mi hermana un breve paseo en bicicleta en el que, por el costado de la ruta fuimos pedaleando hasta los alrededores de la Pagoda de Bich Dong. Ya desde afuera uno tiene la certeza de estar visitando un sitio bello y particular, enclavado en la propia piedra caliza de la montaña y mimetizado con el entorno.
Por el varias veces centenario puente de piedra se cruza las tranquilas aguas se llega a la única y espléndida puerta de entrada al templo.

No mas cruzar el puente y pasar el importante pórtico, uno se topa con la pagoda inferior, y para conocer las otras dos pagodas, y una serie de estatuas de Buda, hay que adentrarse en una serie de cuevas llenas de pacíficos murciélagos e ir subiendo por los 200 (o más) escalones naturales y hasta lo más alto del sitio. Con las paradas el esfuerzo no es tanto y las vistas son una buena recompensa.
 Saliendo de la pagoda tomamos nuevamente las bicicletas y desandamos los dos kilómetros de ruta hasta un sereno río en dónde había varios cientos de pequeñas embarcaciones. Enseguida subimos en un pequeño sampán para hacer un recorrido que se conoce como Tam Coc Bich Dong. El mismo dura dos horas y te lleva por tres diferentes cuevas. 
Apenas se necesita de unos segundos para descubrir la habilidad de los lugareños (casi siempre mujeres), en remar con sus piernas, mientras con sus manos agarran sus smartphones o hacen cualquier otra cosa. Claramente esta es una técnica que han perfeccionado con el paso de las generaciones.
Lo que hace distintivo a Tam Coc, singular y único son sus importantes y escarpadas formaciones kársticas de piedra caliza que se elevan a diestra y siniestra por sobre los verdes campos de arroz, y que podemos comprobar mientras vamos surcando las aguas de los serpenteantes ríos Ngo Dong y Hoang Long. Un paisaje de película.
Por más experiencia que uno tenga en paseos fluviales, este es muy especial. Prueba de ello son las sonrisas que tienen dibujadas cada uno de los turistas a bordo de estos sampanes al terminar el itinerario. Todos quedan ampliamente satisfechos con el programa realizado. Este es sin duda un día que por siempre recordarán.
Durante el recorrido se pasa primero por una corta cueva llamada Hang Ca, que es perfecta como introducción. Tras unos minutos de navegación se llega a Hang Hai, una segunda cueva más extensa dónde las formaciones rocosas están apenas un par de centímetros por sobre nuestras cabezas. Ya pegando la vuelta en este recorrido semicircular se pasa por Hang Ba, la tercera y última de esta pintoresca e inolvidable vuelta.
Con la última hora de luz vamos regresando al mismo sitio desde dónde salimos, pero haciendo un recorrido circular. Una maravilla. No por nada Tam Coc es apodado cariñosamente por los lugareños como "La Bahía de Halong en tierra".

La mejor época para visitar esta zona es durante la temporada seca, entre los meses de noviembre y abril, cuando los arrozales están más verdes y las temperaturas más bajas. 


martes, 27 de mayo de 2025

Hoa Lu, la primera capital de Vietnam

 Hoa Lu es un fascinante sitio para comprender y vivenciar la importante herencia cultural de lo que fuera la primera capital de Vietnam, de un Vietnam todavía feudal y centralizado que comenzaba a independizarse de China tras siglos de dominación.

Por su inmejorable ubicación estratégica, rodeada de escarpadas montañas de piedra caliza que hacían de murallas casi infranqueables, ríos serpenteantes y profundos, y suelos pantanosos, Hoa Lu contaba con defensas naturales significativas para la época en la que fuera la primera capital de Vietnam. Estamos hablando de un período comprendido entre los años 968 y 1010.
Como Hoa Lu era muy susceptible a las inundaciones, y a la vez no tenía un área extensa para albergar una creciente capital, es que el rey Ly Thái To decide trasladar el centro de poder a Thang Long, lo que hoy conocemos como Hanoi... 
Hoa Lu se encuentra a unos 100 kilómetros al sur de Hanoi, o unas dos horas. Por su cercanía a la capital, su tranquilidad, y su importante legado cultural y destacada gastronomía, Hoa Lu (y especialmente su ciudadela) es una popular atracción turística de la provincia de Ninh Binh, y no es para menos.
La ciudadela es pequeña y fácil de recorrer. Sus templos tienen algunos detalles arquitectónicos que no son fáciles de encontrar en otros. 
Mientras caminamos por sus callejuelas es imposible no admirar el entorno natural.

Esta es una excursión que por lo general se combina con una visita posterior a los arrozales de Tam Coc, en dónde generalmente se hace noche antes de regresar a Hanoi, o continuar camino hacia la Bahía de Halong.
Me gustó mucho esta salida y sin duda la volvería a hacer.











martes, 29 de abril de 2025

Unos días en la milenaria Hanoi

 Hanoi, la milenaria capital de Vietnam, no es una ciudad cualquiera. Viajar a Hanoi es sumergirse en una mezcla de culturas, tradiciones e historia entrelazada con la increíblemente vibrante energía del presente, y un pueblo con resiliencia, duro, amable, rústico, arrojado, humilde, gracioso, hábil. 
El sonido del incesante ir y venir de cientos de miles de motocicletas, el constante y delicioso aroma a comida callejera y la imposibilidad de caminar por muchas de sus calles la convierten en un festín para todos los sentidos.

Esta era mi segunda visita a la capital de Vietnam, con unos 12 años de diferencia entre ambos viajes. En la primera oportunidad, debo admitir, no disfruté para nada de la ciudad. Claro que las circunstancias y contexto eran muy diferentes, pero en esta oportunidad, en este nuevo viaje familiar a Hanoi, pude disfrutar enormemente de esta suerte de panal de abejas, de su sabrosa oferta culinaria y también de la calidez de su gente.
Temprano a la mañana siguiente de aterrizar en Hanoi nos pasó a buscar el guía previamente contratado, quien iba a acompañarnos en los primeros tramos de nuestro periplo por Vietnam. La primera parte del recorrido por la ciudad (unas 5 horas) lo hicimos en un reciclado y descapotable UAZ, el legendario 4x4 soviético con el que el norte ganó la Guerra de Vietnam. Sin duda una manera muy original y al fresco para conocer cualquier lugar. Además es fácil y rápido bajarse.
Durante esas horas recorrimos muchos de los sitios más relevantes y significativos de esta gran urbe de siete millones de habitantes, la segunda ciudad más grande de Vietnam sólo atrás de Ho Chi Minh, la antigua capital del sur, Saigon, distante a 1.760 kilómetros. Por ejemplo pasamos por el edificio de la ópera, muy bonito y prolijo y en una zona en dónde se puede apreciar más los años en los que esta parte de Vietnam estuvo bajo dominio de los franceses. 
Estamos recorriendo una enérgica ciudad que fue el centro político más importante de Vietnam entre el año 1010 y 1802,cuando por un siglo fue reemplazada por Hue a petición de la dinastía Nguyen. Sin embargo entre 1902 y 1954, fue capital de la Indochina Francesa hasta su disolución, entonces pasó a ser parte y capital de la República Democrática de Vietnam, o Vietnam del norte, para diferenciarlo de su contraparte del sur durante la Guerra de Vietnam. 
Con la victoria del norte en 1976, Hanoi pasó a ser la capital de un Vietnam unificado.

Poco tiempo llevábamos rodando por las ajetreadas calles de Hanoi, cuando pasamos por el frente de la Catedral San José, una iglesia de estilo neogótico con cierto parecido a Notre Dame de París. Su construcción comenzó en 1886 y se inauguró en la Navidad del siguiente año, resultando la más antigua de Hanoi, y lleva el nombre de José, santo patrono de Vietnam.
A las dos o tres horas de andar hicimos un alto en el camino, y tras dejar el Jeep nos dispusimos a caminar un poco por esta nueva área de la capital de Vietnam, por ejemplo en los alrededores del viejo ferrocarril, su puente y estación.
Como muchos de los barrios que veníamos recorriendo, este sector de la ciudad también es muy vívido y vibrante y parece nunca descansar. Aquí apreciamos el Long Bien, que alguna vez fuese uno de los puentes más importantes de Asia y el primero de los cinco que existen hoy en cruzar las aguas del río Rojo. Fue bombardeado en 1967 durante la Guerra de Vietnam, época en la que era el único camino hasta el puerto de Haiphong.
Todo tipo de actividades comerciales se desarrollan en las veredas de Hanoi. Si hay algo que la diferencia de otras ciudades del mundo, es que éstas no se usan para caminar, sino para estacionar las miles de motocicletas, o montar decenas de miles de mesas con bajos banquitos plásticos, que ofician como mesas de restaurantes, y como el se ve que hay un gris con la ley (no parece estar del todo permitido), estas se pueden levantar rápidamente, y si la policía las quita, no es cuantiosa o importante la pérdida material.
Desde allí penetramos las angostas callejuelas de uno de los barrios típicos y menos favorecidos. Todo un submundo dentro de la capital vietnamita, con sus leyes y peculiaridades, y si bien no entran vehículos, las motos siguen circulando por estas callejuelas dónde a veces apenas llega la luz solar.
El guía contaba que aquí dentro opera la mafia, y que cuando alguien les debe dinero, manchan con pintura roja la pared de su vivienda como única advertencia o amenaza antes de realizar una venganza sanguinaria.
También nos llamó la atención como había megáfonos aquí y allá, dónde el gobierno aprovecha para mandar mensajes y advertencias a la población, sistema que funcionó a gusto de las autoridades durante los años de pandemia y confinamiento.
Después de salir del barrio de callejuelas angostas nos dispusimos a llegar a una de las calles más turísticas de Hanoi, repleta de cafés y comercios, pero también de viviendas de locales que dos veces por día tienen que liberar la vía de sus pertenencias para darle paso a este tren que por nada ni nadie aminora su marcha pasando a centímetros de asombrados turistas. 
Tras un café helado y ser testigos del paso del antiguo tren nos acercamos a un atractivo y colorido restaurante dónde pudimos hidratarnos y comer unos platillos típicos locales antes de darle fin al día.
Al día siguiente aprovechando que era sábado y las calles estaban cerradas a vehículos, nos trasladamos a los alrededores del Lago Hoan Kiem. Un pequeño oasis en la ciudad. Desde aquí se aprecia desde cualquier ángulo el Puente Rojo, uno de los sitios más icónicos de la capital de Vietnam.
Este pequeño y romántico puente conecta el lago con una isla en dónde se encuentra el Templo Ngoc Son, sitio atestado por turistas, así que si quieren visitarlo, es mejor hacerlo durante la mañana y nunca un sábado.
Hanoi está lejos de ser una de las ciudades mas bellas de Vietnam, pero tiene esa energía innegable y única que te va a mantener entretenido. En mi caso estoy agradecido de haber vuelto y llevarme esta vez una opinión positiva sde la ciudad y su gente.
Nos volveremos a ver.