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lunes, 13 de abril de 2015

Buscando la playa perfecta (del Caribe Colombiano)

Buscar las mejores playas del Caribe de Colombia se convierte en todo un desafío. Ese mar idílico, de color turquesa con aguas calientes y arenas blancas existe, y en buen número, pero nos demandará un esfuerzo encontrarlas.
Igualmente famoso por sus montañas y por sus playas, el país tiene miles de kilómetros de costas, tanto en el Mar Pacífico como en el Mar Caribe, a la cual refiero en esta entrada.

Para buscar la playa perfecta del Caribe Colombiano tenía varios planes. El más fácil era conseguir hotel con frente de playa. Conseguido, pero casi siempre estaban sobre aguas agresivas y peligrosas, y una gran bandera colorada flameaba desde la playa.
Como no estaba encontrando "la" playa, pasaba los días en mi vehículo alquilado tomando cuanto camino se acerque al mar. Esta variable funcionó mejor.
La tercera y última estrategia fue caminar y pagar cuando necesario. Tuve que caminar, y mucho, pero el premio fue grande y cada uno de esos pasos valió la pena.

 Las primeras playas que me agradaron las encontré cerca de la ciudad de Santa Marta, pero no era lo que estaba buscando. En Taganga, un pueblo medio hippie sobre la Carretera Troncal del Caribe, también fui feliz. Se notaba de inmediato una menor erosión en la arena, dejándome saber que las aguas del mar no golpean nunca con fuerza sobre esta porción de la costa.
Resulta que el mar rompe muy fuerte en ciertos lugares, que son muchos, por lo que está prohibido o desaconsejado meterse en sus aguas. Las playas pueden ser muy bonitas, pero siempre flamea la bandera roja que indica "Peligro", y hasta en algunos casos carteles indicando cuantos turistas murieron el año pasado por no hacer caso a las recomendaciones.
Sin embargo, en sus mas de 1600 kilómetros de costa marina, encontramos algunas playas que combinan todo lo bueno que puede ofrecer a los amantes de este tipo de geografía, y que para muchos se encuentran entre las playas mas bonitas del mundo, como por ejemplo las que hay en PN Tayrona.
El Parque Natural Tayrona cuenta con 3.000 hectáreas de litoral, y dentro de ese espacio protegido hay un montón de playas, muchas de las cuales son inaccesibles.
Sin embargo hay al menos tres playas a las cuales se llega con cierta facilidad tras recorrer un sendero a través de la selva. En dos horas de caminata se puede unir Playa Arrecifes con el oeste del parque hasta una playa conocida como La Piscina, una playa muy bella de aguas calmas en donde no está prohibido bañarse.
La que todos quieren conocer es Playa Cristal, una bahía protegida por lo que las aguas son calmas. El marco es espectacular desde la playa, con vistas a la bahía misma que es acompañada por una sierra. Detrás nuestro, la selva espesa. Esta playa angosta es bastante concurrida, y por lo cristalino de sus aguas resulta ideal para hacer snorkel. Hay que llegar primero hasta la playa de Neguanje, y desde ahí tomar un viaje en lancha de unos pocos minutos. Puede que esta sea la playa mas linda de Colombia.
El programa demanda al menos un día, y cuando empezamos a sumar el precio de la entrada, de alguna comida y de cualquiera de las actividades que nos son ofrecidas, resulta un tanto caro.

Nadie en su sano juicio puede negar la belleza por la que está dotada Tayrona, sin embargo encontré mucho mas bonitas algunas que son vecinas al área turística del parque natural. Estas son playas solitarias de arena color manteca en donde la brisa acaricia y al igual que en Tayrona, la Sierra de Santa Marta se hunde en el mar completando el marco con su frondoso y verde paisaje a nuestras espaldas.

En esta zona hay que ir probando. Las playas no están anunciadas, pero si uno se mete en los caminos que llevan a los bananales va a tener a la postre el mismo éxito que yo tuve.
Quería una playa desierta. Aquí no hay nadie en kilómetros a la redonda. Paralelo al mar hay una laguna. La laguna recibe agua de deshielo desde lo alto de las sierras y es mucho mas fría que la del mar, que aquí si es bastante caliente y suficientemente calmo como para nadar con seguridad y despojados de nuestras ropas.
A diferencia de las playas de Tayrona, aquí se puede caminar por playas kilométricas y mucho mas anchas que la del parque natural, solo acompañados por el paisaje y miles de aves marinas.
Otro sector de aguas calmas, calientes y muy amenas resultaron ser las de Ciénaga
Ni siquiera tenía pensado hacer playa ese día, pero fue un completo acierto el internarme en sus aguas.
Aquí nade un  buen rato, hice la plancha, y vi como trabajaban los muchos pescadores que tiene este lugar, conocido desde hace siglos como Ciénaga Grande de Santa Marta.
Las arenas están ennegrecidas por el paso cercano de un tren carbonero. Tienen esa particularidad, pero con la vegetación acercándose hasta las aguas del Mar Caribe, hacen de estas playas un paisaje muy placentero que se repite a ambos márgenes de la Ciudad del realismo Mágico.
Siguiendo la carretera, y acercándonos cada vez más al límite con Venezuela y a la península de La Guajira se multiplican las playas de gloriosa belleza, aunque esta zona está apenas desarrollada, y hay que tomar el recaudo de llevar combustible extra, agua y alimentos, pues las distancias entre los pueblos empiezan a ser cada vez mas grandes.
En muchas de estas playas sobre la Carretera Troncal del Caribe hay paradores turísticos en donde es posible comer una buena gama de pescados. Siempre frescos, siempre ricos, siempre generosos, pero aunque los comamos en una mesa plástica con perros merodeando, cuestan tanto como un buen restaurante de las grandes ciudades, en donde el servicio de mesa es siempre ejemplar.
¿Puede llamarse Caribe a las playas que Colombia tiene para ofrecer?
No soy nadie para decir lo contrario. Sólo que cuando uno piensa en Caribe, a veces piensa en otra cosa, sobre todo a lo que respecta al color y tranquilidad de sus aguas, y el tipo de gente que se acerca hasta estos destinos.

Quizás sea difícil encontrar la playa perfecta, pero el Caribe de Colombia es verdadero y se disfruta mas por otros motivos. La gente es de primera. Guarda una historia rica y mucho mas larga que otros países e islas del Caribe. Siempre suena música (pésima), y sus modos de vida son auténticos.
Tiene lo suyo el Caribe de Colombia. A mi me gusta.

martes, 7 de abril de 2015

La última morada de Simón Bolivar

La Quinta de San Pedro Alejandrino, fundada en 1609, es hoy uno de los atractivos culturales mas importantes de Santa Marta, y uno de los lugares mas trascendentes en la historia de Colombia.
Quinta de San Pedro Alejandrino
La Quinta de San Pedro Alejandrino fue uno de los ingenios mas importantes de Santa Marta durante la época colonial. Años mas tarde, esta hacienda cobra fama por ser el lugar en donde murió el Libertador Simón Bolivar, el 17 de diciembre de 1830, sumando los 47 años de edad.
Esta fue la última morada de Bolivar, razón por la cual es uno de los sitios mas venerados y visitados del país.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolivar y Ponte Palacios y Blanco es una figura destacada de la historia universal que le dio el mote de "Hombre de América", por haber liberado a seis países de América de las garras tiránicas de España.

Tras pagar algunos miles se accede a este espacio de 22 hectáreas arboladas dividido en varios sectores y un jardín botánico. La casa principal da a un patio el cual está rodeado de una serie de cuartos.
Patio Quinta San Pedro Alejandrino
En una suerte de "recinto sagrado" se conserva la cama (un catre de campaña) en donde a la una y tres minutos de la tarde termina muriendo el Libertador. La cama está cubierta con la bandera de Colombia. También está a su lado el sillón de terciopelo desde donde Simón Bolivar, en sus últimos raptos de lucidez, dictó sus últimas proclamas y deseos una semana antes de que le llegue su día final.
La cama en donde murió simon Bolivar
En algunos de los otros cuartos, todos de color ocre tal como el exterior, guardan una bañadera de mármol y otros muebles que pertenecieron a la hacienda en esos últimos días de Simón Bolivar.
Además hay una sala de cocina, otra de repostería, un comedor, la sala de fumar, varios cuartos de invitados, caballerizas, un trapiche, el oratorio en donde se encuentran los restos del último médico de Simón Bolivar, una destilería y una biblioteca que perteneciera a don Joaquín de Mier, quien fuera el dueño de la hacienda en aquellos días, y varias salas en donde se explica la gesta libertadora de Simón Bolivar, se exponen cuadros y esculturas de su figura o se exhiben objetos que le pertenecieron.
Sala del Centenario
En el exterior hay una serie de monumentos donados por las Repúblicas Bolivarianas, siendo el de Colombia el mas importante de ellos, y el último en construirse en el centenario de la muerte del Libertador. Adentro del altar de piso de mármol hay una gran y compleja escultura en donde se repite la figura de Simón Bolivar a lo largo de su vida, y en donde, entre otras cosas, se dejan ver sus tres proclamas mas importantes: "Última Proclama", "La Carta de Jamaica" y su testamento.
Altar de la Patria
Desde 1980 flamean todas las banderas del continente americano. Es un tributo a Simón Bolivar con motivo de la conmemoración de los 150 años de su muerte. Aquí se practican actos de estado.
Plaza de Banderas
En otro sector del recinto se encuentra el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo , una serie de salas con una colección permanente de pintura, esculturas y fotografía procedentes de los seis países Bolivarianos (Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Perú y Bolivia). Todas muy interesantes.
Museo Bolivariano de Arte Contemporaneo
Al final me pase una buena cantidad de horas recorriendo la Quinta de San Pedro Alejandrino. La sombra que regalan sus centenarios árboles, lo didáctico de sus muestras y la belleza de su parque hacen de este recorrido uno muy agradable y que sin duda volvería a hacer.

viernes, 27 de marzo de 2015

Minca, el encanto de un pueblo cafetero

Minca es un pequeño pueblo de unos 500 habitantes que se haya recostado sobre una de las laderas de la Sierra Nevada, y a solo 14 kilómetros de Santa Marta. La distancia parece corta, pero salir o cruzar las diferentes zonas de la ciudad lleva un buen tiempo, por lo que el viaje puede demandar mucho mas de lo esperado. Una hora y media en mi caso.

Hasta hace una década atrás, hubiera sido una pésima idea visitar Minca. Desde 1970 la zona estaba bajo control de grupos alzados en armas como las F.A.R.C., el E.L.N. (ambos Marxistas-Leninistas), quienes operaban desde aquí mucho antes que ningún otro grupo narco en Colombia, sembrando y vendiendo marihuana en una época de bonaza conocida por todo colombiano como "Marimbera".
Mas tarde vendría el boom de la cocaína, que hasta esos años solo era producida en los países andinos (Bolivia, Perú y Ecuador). Como la materia prima para la elaboración del estupefaciente llegaba ahora desde el sur del país, surgieron nuevos grupos mafiosos. Los primeros cárteles se multiplicaban y no tardaron en ser organizaciones muy poderosas de la mano de los hermanos Rodríguez Orejuela en Cali, Pablo Escobar en Medellín, o Carlos Lehder en Armenia, solo por nombrar a unos pocos capos.

La zona del corregimiento de Minca estaba atestada de grupos alzados en armas. Ya no era secreto que la guerrilla se financiaba con el narcotráfico. Tampoco que recibían armamento desde la frontera con Venezuela. Para combatir a estos grupos ante la ausencia total por parte del estado, surgieron los primeros grupos paramilitares que ayudarían al ejército nacional en su lucha contra la guerrilla. Con mas de 30.000 combatientes en sus filas, las Autodefensas Unidas de Colombia se hicieron del control de las rutas que las narco guerrillas usaban para el comercio de drogas. Este grupo de derecha no tardo en sumarse al redituable negocio.
Tipos bravos estos de las AUC. Descuartizaban a sus víctimas con motosierras, masacraban aldeas enteras y sembraban el pánico por doquier.
El estado tuvo que crear una fuerza especializada, el Batallón de Alta Montaña, con lo que al menos logró, con el apoyo del grupo paramilitar, hacer retroceder a los guerrilleros hacia las zonas mas altas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Iglesia del Perpetuo Socorro
Hoy es posible visitar Minca y vale la pena. Para llegar a este pueblo cafetero es necesario tomar un camino de montaña parcialmente mejorado, y que al momento de mi visita se encontraba en obra.

Minca se encuentra 650 metros mas elevado que la ciudad, sobre la frondosa selva pedemontana  de la Sierra Nevada de Santa Marta, la montaña tropical y litoral mas alta del mundo, cuyo pico mas alto alcanza los 5.775 metros sobre el nivel de los mares.
La naturaleza se muestra exuberante. Parece mentira estar tan cerca del mar y de Santa Marta. Este ecosistema de Colombia con tanta maravillosa diversidad biológica fue declarado por la UNESCO como Reserva del Hombre y de la Biosfera en el año 1980. Justo en años donde los grupos narcos talaban millones de hectáreas para crear lugar para el cultivo de coca y/o marihuana.
Minca fue territorio de los bravos indios Tayrona, que antes de la llegada de los conquistadores contaba con una población superior al millón de habitantes. Con el paso de los años fueron asesinados hasta casi desaparecerlos por completo.
Actualmente viven las comunidades Kogi (que dicen ser descendientes de los Tayrona), los Wiwa, los Kankuamos y los Arhuaco . Lo que está claro es que los indígenas fueron los grandes perdedores. Primero a manos de los españoles, y mas tarde por el accionar de los grupos guerrilleros, del estado, los narcos y los paramilitares.
Antes de recorrer el pueblo, unas gratificantes compras en el mercadito que se encuentra del otro lado del puente de la entrada a Minca. Además funciona como centro de información para las múltiples actividades que pueden realizarse en los alrededores de Minca, tales como cabalgatas, la caminata a Pozo Azul y otras al margen del río desde donde se ven las Cascadas de Marinca. También se puede ascender al Cerro Kennedy o simplemente quedarse tumbado en alguna hamaca paraguaya.
Lindo caminar un rato por este lugar cuya tranquilidad solo es interrumpida cada tanto por los sonidos de las motocicletas de sus habitantes.

Minca se caracteriza por las plantaciones orgánicas de café, siendo uno de los mayores productores de este tipo de café en todo Colombia. De las fincas locales, "Santa Victoria" es la mas famosa de ellas. Puede visitarse con un tour guiado que explica todo el proceso del café, desde que se siembra hasta que llega a una taza en otro continente. Las maquinas de la finca cafetera están operadas hace casi doscientos años con la energía que provee el agua del cercano Río Minca.
El sol se estaba por esconder detrás de los cerros. Conseguir un lugar con un claro entre tanta y espedsa vegetación no fue fácil. Foto rápida y a seguir. Era hora de volver al auto.
Decidimos tomar el camino mas largo hacia Santa Marta. Aunque vale la pena no tenía sentido para mí dormir en Minca estando tan cerca de un lugar con miles de hoteles que satisfacen cualquiera de nuestras pretensiones. Además ya tenía otros planes para el día siguiente.

Tras  abandonar Minca continuamos el periplo. Tras subir y subir por el camino de montaña comenzamos con las patinadas. La tierra floja salía escupida para todos lados por la tracción delantera de nuestro vehículo alquilado. El camino lo tenía que hacer en primera marcha, pues en segunda el auto no encontraba la fuerza motriz necesaria.
Así íbamos, tocando el carter, las suspensiones y los bajos. Alguna vez tuve que acomodar algún plástico suelto de la parte delantera.
Definitivamente no era un camino para hacer en un auto alquilado como era nuestro caso.

A mas de una hora de andar luchando contra el camino, dos motos nos hacen frenar. Si bien no tuve un solo problema con temas de seguridad en Colombia, no sabía si iba a correr con buena suerte. Era buena gente y nos recomendaron pegar la vuelta, advirtiendonos que el camino hacía una "o" para terminar nuevamente en Minca. Además se tornaba intransitable en la última parte.

Entre pitos y flautas estuvimos dos horas divagando por ese camino, ensuciando todo el auto que había mantenido impoluto al cabo de los días, si hasta esquivaba los charcos.

Por supuesto llegamos de noche, y sólo estábamos de nuevo en Minca. Nunca tan lejos de Santa Marta.
Minca resultó un placer. También de noche. Es un lugar a pocos kilómetros de Santa Marta con una oferta tan diferente. Aquí reina la paz, gobierna el verde y uno siente estar en un lugar mucho mas alejado y remoto.
Aunque el pueblo no es turístico tiene un buen número de alojamientos y restaurantes, y tiene todo a su favor para que el día de mañana sea mayor el número de viajeros que visiten este pueblo.
Llegar a Santa Marta para encontrar un hotel y dormir fue otra vez un tedio. El sistema de carreras con las que trazan las calles de las ciudades nunca logré entenderlo. Al no llevar nombre las calles, se me hacía imposible darle ordenes a mi GPS, obligando a buscar en el mapa la ubicación que creía, y haciéndome fracasar en cada intento.
La mayoría de las veces, el colombiano, que sabe ser tan atento y gentil no tiene la mas pálida idea de a donde están parados.

Dos horas mas tarde, tras lograr salir de una favela llena de calles sin salida y cruzar al otro lado de la sierra logré hacerme de un hotel en uno de los barrios satélites de la ciudad.

lunes, 23 de marzo de 2015

Ciénaga, capital del Realismo Mágico

Ciénaga, Capital del Realismo Mágico , bañada por el mar y custodiada por la Sierra de Santa Marta, la sierra litoral mas alta del mundo.

Me resultaron mucho mas interesantes de lo previsto todos los pueblos que fui conociendo en la región del Caribe Colombiano, razón por la cual preparé una última parada en la ciudad de Ciénaga antes de emprender mi regreso hacia Cartagena de Indias, distante a unos 250 kilómetros.
Para llegar hay que tomar un breve desvío que hay desde la Carretera Troncal del Caribe. Se encuentra a una hora de distancia de la ciudad de Santa Marta y a casi 1000 kilómetros de Bogotá, la capital del país.

Esta ciudad, la segunda mas grande del Departamento Magdalena, hoy cuenta con unos 100.000 habitantes, pero ya estaba poblada antes de la llegada de Colón a America.
Fue catequizada en 1529 con el nombre de "Pueblo de la Ciénaga de Santa Marta".
Entre las atracciones turísticas del casco antiguo del pueblo está la única sede de la masonería en todo el área de Región Caribe. Es conocida por todos como "La casa de la Logia" . Esta es sin dudas una de las casas mejor conservadas de la ciudad, si no la mas.

Como ocurre  históricamente en la Francmasonería, las reuniones son de índole secreta y solo ingresan los hombres. Por esta razón se han encumbrado  las mas insólitas fantasías de lo que ocurre dentro.
En el exterior de la casa masónica hay un ojo encerrado en un triángulo. Dicen los Cienagueros  que "El ojo que todo lo ve" parpadea y se mueve siguiendo a los vecinos, produciendoles escalofríos. Además este ojo se ilumina cuando una vez a la semana se reúnen los masones.
"La Casa de la Logia" no es una sociedad secreta, y sus respetados miembros no esconden su pertenencia a la misma.
En la plaza principal de la ciudad se encuentra este templete neoclásico que es la postal preferida de quienes visitan la ciudad. Fue puesto en reemplazo de una antigua fuente sita en el mismo lugar cuando el arquitecto Eduardo Carpentier hizo a nuevo el Parque Centenario, justamente cuando Ciénaga cumplía 100 años, y el pueblo vivía la mayor remodelación arquitectónica de su historia, copiando los estilos Ecléctico y Neo Clásico que estaban a la moda en Europa, y que arquitectónicamente hablando diferencia a Ciénaga de los demás pueblos colombianos.
Frente al Parque Centenario se encuentra la bonita Iglesia San Juan Bautista, con sus tres naves, la torre y variados estilos arquitectónicos aunque su impronta sea puramente colonial.
Fue semi destruida en la época en que había combates entre los patriotas y los realistas en la que Ciénaga fue escenario de una de las batallas mas violentas de la Guerra por la Independencia de Colombia, por lo que fue reparada sin ahorros en 1846.

Esta iglesia viene a reemplazar una mas antigua que data del 1585 y se encontraba en la antigua locación de esta ciudad que supo mudarse algunas veces buscando el mejor punto defensivo.
Se han tejido todo tipo de leyendas acerca de la casa que un tal Manuel Varela mando a construir  en Ciénaga hace 100 años con materiales traídos directamente de Europa. Fue durante el auge económico de los bananales. Varela era tan popular y exitoso que la gente empezó a pensar que había hecho un pacto con el diablo. De ahí el nombre "La casa del Diablo".

Cuentan los Cienagueros que cada tarde de los últimos 100 años sale un perro negro hasta la esquina y se queda mirando. También dicen que desde las veredas se escuchan llantos de bebe, y otros levantan la apuesta jurando haber visto al mismísimo diablo dentro de la casa.
Me hubiera gustado visitarla por dentro con los cuentos adornados de algún guía. Había estado en una de estas casas aquella vez en Jamaica visitando la casa mas embrujada de todas y en algo parecido en   La Calera de las Huérfanas en Carmelo, Uruguay. Estaba listo para expandir mi "experiencia paranormal".
La Casa del Diablo es Patrimonio Histórico de la Nación por su peculiar historia. Más de una vez el estado prometió remodelar la casa, pero las promesas no llegan. O quizás tienen miedo de trabajar ahí dentro. Lo cierto es que los colombianos son muy supersticiosos, y al fin y al cabo son muchos los que vieron u oyeron cosas raras. Lo cierto es que la casa empieza a tener un estado calamitoso y va a ser cada vez mas difícil recuperarla.
El 6 de diciembre de 1929 el pueblo de Ciénaga vivió su peor capítulo de la historia cuando el Ejército de Colombia, al mando del general  Cortés Vargas reprimió una huelga que los trabajadores de la Zona Bananera llevaban hace tres semanas. Ese día mas de 1800 colombianos murieron acribillados en un hecho que se conoce como "La Masacre de las Bananeras". Los muertos ascenderían a 3408 según cuenta Gabriel García Márquez en "Cien años de soledad". Lo cierto es que nunca se supo la cifra oficial pues la United Fruit Company (la empleadora mas grande de la región) sub contrataba con terceros a sus empleados. La compañía con base en Boston tenía tomado al estado por los cojones, y este respondía directamente a sus intereses, tal como había pasado en otros países latinoamericanos en donde la compañía tenía intereses económicos.

Pocos años antes había triunfado la revolución bolchevique en Rusia, cuando instauraron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, las primeras del mundo.
10 años antes los trabajadores no se hubieran animado a reclamar  por estos derechos.
La masacre sucedió el mismo año del nacimiento de Gabriel García Márquez y queda magistralmente plasmada en su libro "Cien años de soledad" , por ser el escenario en donde vive la familia Buendía, y que le dió a la zona el título de Capital del Realismo Mágico.

Mas terne el autor, ganador del Premio Nobel de Literatura , vuelve a mencionar al pueblo de Ciénaga en su libro "El general en su laberinto".

¿Que más?
También me hice tiempo para acercarme a su kilométrica playa. La arena esta teñida de negro. Dicen que son partículas de carbón, y es probable ya que por las cercanías pasa el tren carbonero de la compañía Drummond.
El suelo del mar casi no tiene piedras, y aunque es medio fangoso al pisarlo, resultó el mejor lugar que conocí, para nadar un rato en sus calientes aguas, y que a diferencia de la mayoría de las playas del "Caribe" colombiano, estas son calmas y las olas pequeñas.

viernes, 20 de marzo de 2015

Reserva Natural Cuenca de Quebrada Valencia

La  Reserva Natural Cuenca de Quebrada Valencia se compone de 27 predios privados que en conjunto suman el 50 % del territorio de la cuenca. Entre todos los productores luchan por recuperar la fisionomía natural de la vertiente norte de la Sierra de Santa Marta, una zona que hasta no hace mucho tiempo estaba plagada de plantaciones de coca y marihuana en las mas de 150.000 hectáreas que las moto sierras de los Narcos se encargaron de crear, derribando milenarios árboles de una selva espléndida.
Unos 20 kilómetros pasando la entrada del Parque Nacional Tayrona, y hacia el lado de La Guajira, se encuentra el camino que nos conduce a ella.
Para que la idea se sustentable había que promover una acción para reemplazar los antiguos y rentables cultivos, por otros mas tradicionales, de modo de ofrecerle a los pobladores una alternativa de subsistencia.

Tras abonar COL5000 por dejar nuestro auto (el único que había) en el "aparcadero", y pagar otros COL3000 por la entrada al parque, nos dispusimos a caminar el único sendero habilitado para tal fin.
 En la primer parte del recorrido se atraviesa un bosque de cocoteros. Esta es una de las nuevas producciones que abundan en la zona. También se hacen notar los primeros puestos al margen del camino. Se ofrece café, artesanías, comidas típicas, té de coca y varias cosas mas. Los gritos de los vendedores y el quilombo que hacen las gallinas alteran un poco la paz del recorrido.

Jodiendo le saque una foto a estas vacas. Me gustaba el fondo. Sin saberlo iba a ser casi la única fauna que divisaría en mi recorrido.
Un esplendoroso ejemplar de Ficus parece caminar por el medio del camino. Este árbol siempre está presente en zonas ultra tropicales.
Tras cruzar otro bosque, esta vez de platanales (otro cultivo recurrente en toda la zona de Santa Marta), el sendero se va cerrando y vamos pisando gruesas y centenarias raíces que ofician de escalones. En algunas partes es ensordecedor el sonido que producen las cigarras.
Cuando nos detenemos hay que estar atento a las hormigas coloradas, grandes protagonistas de la tarde, y que con suma rapidez suben por nuestras piernas y muerden con hambre.
Prometimos pasar a la vuelta, y así lo hicimos. En este puesto atendía una nativa que estaba cumpliendo un ayuno de 7 días por infección del intestino, siguiendo las instrucciones de un médico argentino.
Comprámos unas barras de cereales y tomé un té de coca que me venía en un vasito plástico en el que entraban dos ridículos sorbos. - "Así se toma el té de coca", me dijo. Así se tomará en Colombia.
En otras partes del camino se forman bosquecillos de cañas de bamboo que superan con frecuencia los 20 metros de altura.
 Hay que cruzar siete veces el río, el cual nunca es profundo pero siempre transparente. Estos son los sectores mas abiertos de la reserva. Es aquí donde uno puede estirar la vista algunos cientos de metros en un ambiente que en la mayor parte del recorrido presenta bosques muy cerrados.
La Quebrada Valencia aparece ante nosotros luego de caminar media hora. Quizás un rato mas, pues a cada paso uno va deteniéndose mirando hacia arriba buscando algún pájaro o algo que llame nuestra atención.
Es una gran roca de granito que aparece rompiendo atrevida lo verde del paisaje. Además puede treparse hasta lo mas alto si se posee el tipo de calzado adecuado.
El agua de las cascadas proviene de los vecinos ríos Don Diego, Buricata y Guachaca, que le da nombre a la localidad en donde está asentada la Reserva Natural Cuenca de Quebrada de Valencia.
Un lindo lugar para tirarse un rato en su playa bajo la sombra de los frondosos árboles. No había nadie, pero un cartel ofrecía alquilar sillas.
Tras pasar un rato, el mismo camino esperaba. A la vuelta es mejor, pues nuestros sentidos están mas agudizados.
Lamentablemente el mediodía no es la mejor hora para el avistamiento de fauna, así que proseguimos nuestra ruta de regreso al auto para continuar avanzando hacia lo desconocido.
Hoy se ve movimiento en toda la Carretera Troncal del Caribe que siempre estaba bajo dominio de las FARC y otros grupos guerrilleros. La región toda esta empezando a desarrollarse en un rubro que les fue vedado durante años.
Para llegar hay chivas o guaguas (pequeños colectivos de 20 pasajeros) que salen desde la ciudad de Santa Marta.
Quienes anden corto de efectivo y no tengan problemas morales con no apoyar a reservas ecológicas, es muy fácil colarse (o ingresar sin pagar la entrada).
Las opciones de alojamiento aumentan cada día, y mientras la paz dure en Colombia, la gente va a poder acercarse a disfrutar de esta bella region del país.