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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Riga, "La Capital del Art Nouveau"

Entre 1871 y 1914, con el inicio de la Primera Guerra Mundial, muchas capitales imperiales de Europa como Paris, Berlin, San Petersburgo, Viena, Barcelona, Cracovia y tantas otras, estaban viviendo un período próspero mientras eran testigos directos del nacimiento de un movimiento que proponía un nuevo tipo de arte que planeaba incorporar a la naturaleza, el erotismo, la sensualidad femenina, la "glorificación" de los objetos y los planos asimétricos a la arquitectura. Ese movimiento llevó el nombre de Art Nouveau (o Modernismo).

En las afueras del casco antiguo de Riga, y repartido entre algunos barrios (como el de las embajadas), hay mas de 700 fachadas para disfrutar la mayor concentración de edificios de estilo Art Nouveau en el mundo, razón por la cual la UNESCO declara Patrimonio de la Humanidad a 475 hectáreas de la capital letona en donde están la mayoría de estas edificaciones.
Riga es la capital de Letonia y la ciudad mas grande de las Repúblicas Bálticas. Por estar en una ubicación privilegiada fue invadida y destruida muchas veces por causa de las guerras. Alguna vez supo ser la ciudad mas grande de Suecia y la tercera en tamaño de la Rusia Imperial.

Riga fue fundada en 1201 por pueblos Alemanes, y se enriqueció durante aquellos años en los que formaba parte de la Liga del Hansa (ver Lubeck, la reina del Hansa). Muchos años tuvieron que pasar para que Riga vuelva a vivir un apogeo económico que finalmente ocurrió durante el siglo XIX. Como otras ciudades se sumo a la moda de este nuevo estilo libre e inspirador en donde el arte es para todos aunque sean unos pocos los que lo pueden pagar.
El Art Nouveau (conocido en Alemania como Jugendstil, o como Sezession en Austria) es un estilo particular que no tiene problemas en dejarse influenciar por otros estilos del pasado, aunque siempre tratando de proponer algo nuevo. Por el momento en el que se desarrolló, tuvo una fuerte influencia en los EE.UU. y muchos países de Europa occidental.
La propuesta era un nuevo estilo de vida basado en la utilidad del arte y los objetos, siempre buscando una identidad urbana acorde para recibir de manera entusiasta a un nuevo siglo. A diferencia de otros estilos, el Art Noveau supo destacarse en la música, la arquitectura, el diseño y la pintura.
Durante el período que abarca al Art Nouveau se deja ver una fuerte influencia de la naturaleza como fuente de diseño. Desaparecen las lineas rectas, se suman plantas y jardines en los interiores de las viviendas. La figura femenina aparece una y otra vez como medio para exaltar la belleza, tal es el caso del edificio de 1904 en donde se encuentra la Escuela de Posgrado de Derecho de Riga.
Tras la Revolución de 1905 en Rusia, nace un sentimiento nacionalista que da lugar a un estilo conocido como Romanticismo Nacional que se deja ver en algunos edificios de la capital como en el caso de esta obra de 1908 del arquitecto Letón E. Laube en la calle Alberta, en donde se comienza a  incorporar el uso de piedras y/o madera,  ventanas con formas de torres y elementos referentes de la arquitectura Letona mas tradicional.
Es verdad que el Art Nouveau fue un breve movimiento, pero ha dejado muchos referentes en cada uno de los campos en donde tuvo influencia, y arquitectónicamente hablando, no hay mejor lugar en el mundo que la ciudad de Riga, que tiene mucho para mostrar del estilo a través de sus numerosas e impecables y bien mantenidas fachadas.

Años antes de la Primera Guerra Mundial el estilo arquitectónico empieza a mutar hacia el Racionalismo, para dar lugar al Art Decó.

viernes, 17 de octubre de 2014

Palacio Rundale, el Versalles de Letonia

Los campos sembrados de colza rebosaban de color, y hacían muy agradables  esos poco mas de 60 kilómetros que me separaban de mi hotel en Riga, la capital letona. Estaba camino a conocer uno de los sitios mas importantes y visitados de Letonia: El Palacio Rundale.
El palacio, que fuera propiedad de los Duques de Curlandia, es otra obra de Bartolomeo Rastrelli, el mismo y destacado arquitecto que construyó para los zares, el Palacio de Invierno, en donde funciona el Hermitage , y también de El Palacio de Catalina ambos en San Petersburgo, Rusia.
Ya desde lo lejos sorprende por un tamaño, que ahí en el medio del campo, lo hace parecer aún mas grande de lo que es.
El palacio se construyó a partir de 1736 en dos etapas de cuatro años cada una, y finalmente pudo ser  concluido en 1768 para alojar a los Duques de Curlandia y sus grandes comitivas de invitados.
En el Rundales Pils, nunca faltaban las fiestas de la que toda la alta sociedad de Lituania hablaba, ya que en ese momento, Letonia era parte del Reino de Lituania. Poco después lo fue de Rusia.

Durante la Guerra de la Independencia de Letonia el palacio sufrió daños considerables. Fue un granero, un hospital y también una escuela. Hoy se sigue usando, como en antaño, para hospedar a los líderes invitados de las naciones extranjeras, razón por la cual muchas de sus habitaciones permanecen cerradas al público.

Desde que se convirtió en museo en 1972, el Palacio Rundale vive de restauración en restauración.
Lo mejor esta afuera. Los jardines son simplemente  espectaculares. y los hay de todo tipo.
Al pagar la entrada uno puede elegir si quiere recorrer solo los jardines, o sacar el tour completo que permite también recorrer las entrañas del palacio. Esta fue mi opción. La entrada es muy barata.

Adentro del museo, como es de imaginar, hay mogollón de salas, la mayoría de un estilo barroco recargado como pocas veces he visto. No me ha gustado tanto, por no decir nada, sin embargo encuentro muy original (aunque también recargado) una habitación conocida como El Cuarto Rosa, de 1739,  dedicado a la reina de las flores y de la primavera,  y que se manifiesta con pinturas de fuertes colores en el techo. Lo pintaron Francesco Martini y Carlo Zucchi.

Entre tanta porcelana y rococó, solo encontré de mi agrado el dormitorio del duque y sus apartamentos privados de la planta alta, y el Salón Holandés, uno de los cuartos preferidos de los visitantes. Entre tantos cuadros colgados de sus paredes, no hubo uno solo de mi agrado.
Pocos cuartos mas guardaban sorpresas, o mobiliario interesante. Las chimeneas, o estufas de algunos, me recordaban inmediatamente a las que hay en las habitaciones de el Palacio de Catalina, y otros palacetes, como así también alguno de los trabajos que hay en los pisos de madera, que son muy lindos por cierto, pero menos espectaculares que los existentes en el Palacio de Invierno.
Uno de los lados del palacio, en donde están las rejas de entrada, encierra un patio entre sus alas.
El palacio es la mayor construcción barroca que tiene el país.



Palacio Rundale
El plato fuerte de Rundales Pils está en sus jardines, que recuerdan a los del Palacio de Versalles, aunque de menor tamaño, y sin las parvas de gente.
Los jardines también fueron dibujados por Francesco Bartolomeo Rastrelli, y fueron hechos al mismo tiempo que construían el palacio.
Están al sur del palacio, y simbolizan, como lo hacen generalmente los jardines afrancesados, el avance del arte por sobre la naturaleza. Demanda mucho trabajo, pero los resultados están a la vista.
La idea original de Rastrelli era que la entrada al palacio se haga cruzando el canal artificial y estos jardines, pero su plano no fue respetado, y hoy se entra desde el otro lado.

Entre pérgolas y fuentes, caminos y ligustrinas, nos invade el olor de las miles de flores de las 2.500 variedades de rosas y tulipanes, que aquí parecen crecer mejor que en ningún otro lado.
Los jardines, como el resto del complejo, esta permanentemente en obra, y aunque no está completado, es muy bello y demanda no menos de una hora y media para recorrerlo.
Hay jardines de todos lados y formas , abiertos, coloridos, cerrados, simétricos, grandes, aromáticos, angostos, mitológicos, floridos, y siempre muy cuidados.
Es una parada para nada obligada, y completamente evitable. El palacio no vale la pena, pero si el recorrido por sus cuidados jardines.

Con transporte propio es fácil llegar hasta aquí, pero no en transporte público, ya que solo llegan al pueblo de Bauska, sito a varios kilómetros de distancia, donde hay que tomar un segundo transporte.
Aunque el viaje desde Riga es relativamente corto, la visita al palacio demanda casi un día entero.
Lo ideal es conocerlo camino a Lituania, y no volver a Riga para dormir.