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martes, 14 de junio de 2016

Castillo San Felipe de Barajas, en Cartagena de Indias

Muy cerca de la Ciudad Amurallada de Cartagena de Indias, en Colombia, se encuentra el notable Castillo de San Felipe de Barajas, que formaba parte del efectivo sistema de seguridad con el que contaba la ciudad. La fortaleza está considerada como una de las "Siete Maravillas de Colombia" e integra la lista de sitios Patrimonio de la Humanidad de UNESCO desde 1984 por tratarse del fuerte mas completo de todos los que quedan en pie en Sudamérica.
Al día siguiente del sismo que se sintió en Cartagena fui caminando desde mi hotel en Getsemaní hasta la estatua de Blas de Leso, tal como me fue indicado, pero desde antes podía ver dominando en las alturas de una ciudad chata, la Fortaleza de San Felipe de Barajas. Cuando llegamos a la entrada nos vendieron agua casi a la fuerza ("La van a necesitar allá arriba"), y vaya que tenían toda la razón. El camino es empinado y barranca arriba. Antes de empezar el recorrido ya estaba cansado y acalorado.
La parte mas antigua del Castillo San Felipe de Barajas es de 1536, cuando militares españoles con la ayuda de esclavos africanos erigieron con materiales de la zona la primera de las estructuras defensivas en lo mas alto del Cerro San Lázaro, a poco menos de 40 metros por sobre la altura de los mares.

El fuerte de San Felipe hace su primera aparición en los anales de la historia en 1586 cuando Cartagena de Indias fue tomada por Francis Drake, un corsario (o pirata) de la Marina Real Británica. Con tan pocos hombres en las guarniciones no fue difícil para el inglés.

La construcción de estos fuertes permitían no sólo la defensa de la ciudad, si no la posibilidad de tener un puerto activo desde donde intercambiar mercaderías con Europa. El de San Felipe de Barajas fue mas o menos efectivo a la hora de repeler los ataques de piratas (como los que a menudo llegaban desde
Port Royal y otros enclaves delictivos) hasta abril de 1697, cuando llegaron los hombres de la Marine Royale (Reino de Francia) a cargo de Jean-Bernard Desjeans, Barón de Pointis, acompañados por un gran número de filibusteros provistos por Jean-Baptiste Ducasse, por aquel entonces Gobernador de Santo Domingo. Mas tarde tomarían la ciudad de Cartagena de Indias durante un mes, robando todo cuanto tuviera valor, y las pertenencias de todos sus habitantes.

El Barón de Pointis traicionó a propios y filibusteros y escapó dos días antes de lo previsto en una nave hacia Europa con casi todo el botín a bordo. Ya sin nadie a quien obedecer, los filibusteros vuelven a la ciudad para saquearla y causar desmanes.

Si bien el sistema defensivo había fallado en esta oportunidad ante la superioridad numérica de las tropas del enemigo, se continuó dotando a la ciudad de fuertes, cañones y murallas. Esta fue la última vez que tomaron Cartagena de Indias.
El ataque del Baron de Pointis había causado varios destrozos en San Felipe de Barajas, por lo que durante varios años continuaron las obras para agrandarlo y hacerlo mas efectivo. De los 8 con los que contaba en aquel entonces el fuerte pasó a tener 63 cañones y mas modernos. Se colocaron alrededor del fuerte grandes paredes con gradiente para dificultar el avance enemigo.
No quería tomar el servicio guiado, pero apenas llegado a la parte superior, me vi "forzado" a acatar las ordenes de uno si pretendía ingresar mis casi dos metros de altura en el complejo sistema de túneles del Castillo de San Felipe de Barajas.
Formé fila y de a uno fuimos ingresando. Mi plan entonces sería adelantar al numeroso grupo dentro de algunos de los 600 metros de túneles. Lo hice pero no dio resultado. Los túneles no tienen salidas abiertas al público por lo que quede atrapado entre la gente, agachado durante mas de 20 minutos y con un calor y una humedad que me bajaba la presión. Fui el último en salir del túnel y detesté al guía y la sarta de pavadas que decía mientras se hacía el galán de tele novela.
El Castillo de San Felipe de Barajas escribe su capítulo de gloria entre marzo y mayo de 1741. La historia comienza cuando un Capitán español le corta la oreja a otro inglés que estaba pirateando por la costa de Florida. "Dile a tu Rey que lo mismo le pasará si osa venir hasta aquí y hacer lo mismo que tu", parece que le dijo, y el Capitán guardo su oreja en un frasco y se le enseñó al Rey Jorge II en el Parlamento de Londres. El Rey tomó esto como una ofensa y una oportunidad para tratar de hacerse de algunos dominios españoles en el Caribe. Exactamente un mes mas tarde Edward Vernon, almirante de la Real Marina Británica y Comodoro en Port Royal (Jamaica), toma sin dificultad la ciudad de Portobelo en Panamá, defendida por solo 700 hombres. En poco mas de 2 horas robaron todo cuanto pudieron quemando todo tras su victoria.

El almirante Edward Vernon decide dar un gran golpe contra la ciudad de Cartagena de Indias, en aquel entonces una de las plazas mas importantes del Caribe. En Port Royal junta la impresionante cantidad de 27.000 hombres (algunas fuentes elevan la cifra a 31.400) dispuestos en 186 naves armadas con 2000 cañones. La mayor flota naval jamás juntada hasta el Desembarco de Normandía.
El 13 de marzo de 1741 cunde el pánico en Cartagena de Indias. Los hombres de Vernon comenzaron con los ataques sobre los primeros fuertes y uno a uno los fueron tomando tras dos semanas de ataques constantes.

Tras esta serie de victorias Vernon queda "agrandado como tortuga con patines" y tiene la desfachatez de mandar una carta a Londres avisando que ya había tomado Cartagena. Era solo cuestión de tiempo, eso es lo que pensaba seguramente. Sólo había perdido algunos hombres y 4 de sus 186 buques.
En Londres ya existía una calle en su honor (la Portobello Road en Notting Hill) y cuando recibieron las buenas noticias de la toma de Cartagena por parte de Vernon, desde la Corona mandaron a acuñar monedas conmemorativas.

Sin embargo nada podía estar mas lejos de la verdad. Vernon no podía imaginar lo que le esperaba.
En San Felipe de Barajas estaban atrincherados 3300 hombres a cargo de Blas de Leso y Olavarrieta
uno de los mayores genios militares que tuvo la Armada de España. Defenderían el fuerte con la ayuda de 600 indios arqueros y 6 naves (Galicia, África, San Felipe, San Carlos, Dragón y Conquistador).

Vernon por su parte contaba entre sus filas con 4000 hombres bien entrenados a cargo de Lawrence Washington, hermano de George, primer presidente de los Estados Unidos.
Pronto comenzó con sus ataques a San Felipe de Barajas a puro cañonazo. Decide desembarcar por la parte trasera, internando a sus hombres en un terreno hostil que enferma de Malaria a cientos. Cuando llega al fuerte manda al frente a su infantería. La entrada al fuerte era estrecha y 300 españoles la defendieron solo armados con armas blancas, cobrándose la vida de mas de 1500 ingleses sólo en ese primer intento.
La frustración de Vernon (recordemos que ya había "cantado victoria" en su carta a Londres) era enorme. No podía entender como no podía sacar provecho a su superioridad numérica.

Planifica un nuevo ataque masivo la noche del 19 de abril de 1741 cuando logra llegar hasta el fuerte. Para trepar las paredes sus hombres habían estado toda la semana construyendo escaleras, pero el estratega Blas de Leso, "hombre de mil batallas", ya se había imaginado la intención de Vermont. Días antes había mandado a construir un foso que rodeaba el castillo, de modo que cuando finalmente llegaron los ingleses, se encontraron con que sus escaleras habían quedado cortas, exponiendo a sus hombres a una verdadera carnicería. Una terrible e inolvidable derrota militar. Mientras tanto en el Reino Unido se seguía festejando la supuesta toma de Cartagena de Indias.
Mas de 10.000 ingleses murieron aquel día en San Felipe de Barajas. La cifra de heridos era similar, y la moral en el bando de Vermont estaba claramente por el piso. Por este episodio los ingleses tuvieron que volver a la seguridad de sus barcos. Vermont simplemente no podía reconocer la derrota por lo que siguió atacando a fuerza de cañones todo cuanto podía desde el agua durante 31 días. Nunca junto coraje para volver a bajar a tierra firme y hacerse de Cartagena, tal como había anunciado.

Con "la cola entre las patas" y nunca dejando de disparar, Vermont finalmente asume su derrota y abandona Cartagena. Tan pocos hombres quedaron vivos que incluso tuvieron que quemar 5 de sus propias naves por falta de tripulación.

En Cartagena continuaron con las obras para hacer de ella una ciudad inexpugnable, y los españoles pudieron estirar sus dominios sobre estas aguas al menos durante 70 años. A la ciudad le siguieron años de prosperidad con uno de los puertos mas importantes del mundo, una incipiente aristocracia y como asiento y lugar de residencia de los Virreyes españoles.

Tras 275 años de dominación española, en 1811 Cartagena se declara independiente, y desde entonces es Colombia la que escribe su propia historia.
El Castillo de San Felipe de Barajas constituye todo un símbolo de esa independencia lograda por Colombia. En 2012, por ejemplo, fue escenario de la VI Cumbre de las Américas y es desde hace décadas uno de los sitios mas visitados del país.

Si te gustan los fuertes quizás te puedan interesar otros que visité:

El Fuerte Niebla, uno de los "Castillos del Fin del Mundo" (Valdivia, Chile)

La Capital Pirata (Port Royal, Jamaica)

Fortaleza de Santa Teresa (Rocha, Uruguay)

El Fuerte San Miguel (Rocha, Uruguay)

Las idas y vueltas de Colonia del Sacramento (Colonia, Uruguay)

Acapulco, un lugar para evitar (Fuerte San Diego, Acapulco, México)

lunes, 26 de octubre de 2015

Casa Museo Rafael Nuñez

En el barrio de El Cabrero, a pocos metros del lado oeste de la Ciudad Amurallada de Cartagena se encuentra la casa de Rafael Wenceslao Nuñez Moledo "El Regenerador", quien fuera cuatro veces presidente de la República de Colombia, y creador de su himno nacional.
Rafael Nuñez tuvo una importantísima participación en la historia de Colombia. Una brillante carrera política. Fue Ministro de Hacienda, Ministro de Guerra, y vice gobernador de Panamá. También poeta. Mas tarde ocupó otros ministerios y fue varias veces senador antes de ocupar el sillón presidencial.
Sus gestiones ayudaron a lograr una desconocida estabilidad en Colombia. Fueron años en los que llegaron nuevos capitales para mejorar las comunicaciones y expandir las vías férreas del país. Fundó el Banco Nacional (hoy Banco de la República) e introdujo el papel moneda, entre otros logros.
Durante sus mandatos separo a la iglesia del estado, firmando un concordato con la Santa Sede que se mantiene hasta el presente. Rafael Nuñez, quien había nacido en la ciudad de Cartagena de Indias, donde no mucho tiempo antes habían echado a los Inquisidores (ver El Palacio de la Inquisición) lo sentía como un tema urgente a resolver en su Colombia.
Rafael Nuñez se había enamorado perdidamente de Soledad Román, la mayor de 17 hermanos de una familia de la alta sociedad de Cartagena de Indias. Al principio fue un amor no correspondido, pero una vez vuelto de Panamá, don Nuñez pudo enamorarla y se casaron por fuera de la iglesia en Paris, algo que causó revuelo en la alta sociedad local.  Luego se mudarían a esta misma casa en El Cabrero. La misma casa en donde se firmó la Constitución de 1886 (vigente hasta 1991) y en donde tiempo mas tarde moriría el cuatro veces presidente de Colombia.
La entrada es gratuita y hay servicio de guías para quien desee saber mas de la vida de Rafael Nuñez o de la historia de la casa, de típico estilo Caribeño rural (arquitectura Antillana) y enteramente construida en madera y techos tejados.

Entre lo mas destacado del recorrido encontramos un comedor circular atípico, ya que se encuentra como flotando en un ambiente. Todos los laterales están formados por persianas corredizas de madera que rodean al ambiente acentuando esa sensación. La idea es garantizar una óptima ventilación y jugar con las corrientes de aire en donde una brisa es siempre bien recibida.
Desde el balcón que acompaña toda la planta superior de la vivienda, se ve la iglesia en el Parque Apolo. Allí permanecen enterrados los restos de su segunda y última mujer amada, doña Soledad Román, la dueña de la casa y de los terrenos adyacentes en esta zona que alguna vez supo ser de pescadores.
Rafael Nuñez había mandado a construir la Ermita Nuestra Señora de las Mercedes para tener un lugar privado en donde pasar tiempo con su difunta, dejando de manifiesto en su testamento que allí debían reposar también sus huesos. Así fue. Hoy los restos del cuatro veces presidente de Colombia descansan junto a los de su mujer en este lugar. En ese mismo testamento deja por escrito su perdón a todos los enemigos políticos que tuvo.
La casa sorprende por lo bien adaptada al medio que está, pese a la austeridad de sus ambientes y su mobiliario sin pretensiones, pero de calidad, como ese escritorio desde donde tantas veces se quejaba de su amada Colombia, o escribía sus cartas de amor.
La segunda planta de la casa es la mas interesante. Fue mandada a construir tiempo mas tarde por Rafael Nuñez, dándole una mayor importancia al conjunto y adaptándola a las necesidades de la época.
La casa hoy se ha convertido en un verdadero museo en donde se expone una buena cantidad de objetos pertenecientes al poeta y ex presidente. La casa ha sido completamente restaurada por la Secretaría de Turismo de Colombia, para honrar el pasado de don Rafael Nuñez.
A la casa, que desde 1950 es Monumento Histórico Nacional, se puede llegar caminando desde casi cualquier lugar de la ciudad amurallada de Cartagena. No dejan de ser unas cuantas cuadras, pero al menos en este sector sopla algo de viento.
Escribió alguna vez para el himno de su Colombia:
"Mas no es completa gloria vencer en la batalla,
que al brazo que batalla lo anima la verdad.
La independencia sola al gran clamor no acalla;
si el sol alumbra a todos, justicia es libertad"
El 18 de septiembre de 1894, y a sólo 10 días de un nuevo cumpleaños, Rafael Nuñez muere de un derrame cerebral en esta misma casa en El Cabrero.
Su funeral duró 2 días.

martes, 25 de agosto de 2015

El Palacio de la Inquisición, sede del Museo Histórico de Cartagena

El Palacio de la Inquisición sede del Museo Histórico de Cartagena  se encuentra frente a la bonita Plaza Simon Bolivar, que era la antigua Plaza de la Iglesia (mas tarde Plaza Mayor de Cartagena de Indias) muy cerca de la catedral de la ciudad amurallada en donde alguna vez hubo corridas de toros.
Puerta barroca del Palacio de la Inquisición
En este mismo edificio funcionó desde 1610 uno de los tres tribunales que la Corona Española tenía para castigar a todos los herejes en los territorios de América y el Caribe. El de Cartagena era la sede principal de lo que se conocía como el Tribunal de Penas del Santo Oficio la Inquisición, que también contaba con "sucursales" en México y en Lima haciendo mal uso del Poder Real de la Corona.
Primer patio del Palacio de la Inquisición
No soy un amante de estos museos en donde muestran elementos medievales de tortura, y ya he visitado algunos de estos lugares similares en Amsterdam y en Tallin, pero en este caso mi interés consistía en visitar esta construcción colonial, sin duda una de las mas importantes de Cartagena.
Patio en el Palacio de la Inquisición
El patio con sus (hoy altas) palmeras se usa para los numerosos eventos sociales organizados por el museo, pero en antaño era la única luz que veían los hombres y mujeres desde los calabozos en donde estaban detenidos acusados de herejes, y en donde pasaban sus últimos días antes de morir. Por lo que se sabe nadie ha salido vivo de aquí.
En varias de las paredes hay largos textos
Una vez dentro del edificio se ingresa a la Sala de los Tormentos, una de las pocas habilitadas en el museo y que es donde exponen los elementos de torturas utilizados para arrancarles confesiones a los acusados de brujería (había muchos que la practicaban en Cartagena) y demás herejías.
Sugestivas pinturas entre los elementos de tortura
 Las salas habilitadas están muy bien refrigeradas, lo cual al medio día bien podría servir como un descanso a las altas temperaturas de Cartagena, y claro, para preservar a los objetos del daño de la humedad permanente de la ciudad. Al rato uno pasa frío. Ya sabemos a donde van destinados los miles de Pesos Colombianos de nuestra entrada.
Peso de las Brujas
Una balanza cuelga desde el techo. Aquí se sometía a los acusados de brujería a un interrogatorio de 25 preguntas, y luego se evaluaba el Peso de las Brujas.  Si las mujeres pesaban menos de la cuenta era por que podían volar, entonces eran sometidas al fuego de la hoguera. Cualquier mujer flaca era mirada con mala cara, pero si eran regordetas es que podrían estar poseídas por el diablo. Para saberlo eran interrogadas nuevamente quedando a la espera espera del mismo cruel destino. Como dije antes, ningún acusado ha salido vivo de aquí.
Recetas de brujería
En una de las mesas sobre los laterales de esta sala hay varias recetas utilizadas para la brujería. Muchas de lestas pócimas utilizaban animales disecados como sapos y ratones.

En Cartagena de indias hubo mas inquisiciones que en ningún otro lugar de América con motivos relacionados con rituales paganos, magia negra, brujería o cualquier manifestación religiosa llegada de la mano de los esclavos de África.
El verdugo y el hacha
Aquí nos encontramos por vez primera con una moderada serie de instrumentos de tortura. Desde los que arrancan uñas o desgarran senos, hasta los que provocan una muerte mas rápida y segura.
Tipo de horca
Aquí en la Cámara de Tormentos es donde los inquisidores trataban de arrancarles "la verdad" a sus acusados mediante imaginativos los mas imaginativos métodos de tortura. Hay alguna máquina que te cuelga de a poco, y funcionaba como una suerte de estirador corpóreo...
Aplastador de cráneos
… y otra que de a poco, y funcionando con una prensa te aplastaba el cráneo hasta que grites piedad. Imagino que mas de una vez han arrancado falsas confesiones a los torturados.
Collar de espinas
La collar de espinas ya llevaba varios años de fama entre los Inquisidores de Europa. Este en particular pesaba unos 5 kilogramos. La tortura consistía en ir apretando contra las partes blandas del cuello del acusado las filosas espinas de madera, regulando el aire por si quería confesar.
No bajes la cabeza
La Horquilla del Hereje es un instrumento de tortura usado en Europa desde el año 1500. Lo había visto en el Museo de la Tortura en Estonia. Tiene forma de llave y no te permite bajar la pera salvo que quieras chupar con tu lengua tu propia sangre y la punta metálica del elemento tortuoso, o en el peor de los casos ver rodar por el piso tu propia Nuez de Adán, que es donde posan los otros dos extremos del metal que no van apoyados contra el esternón. Una locura.
¿Siempre soñaste con tener unos centímetros mas?
Otro frecuente actor en este tipo de museos es la plataforma tipo cama en donde estiraban las extremidades de los acusados. Por alguna razón esto los hacía bostezar hasta el hastío mientras todos los músculos del cuerpo se iban fisurando por la fatiga del esfuerzo.
Patio del Aljibe
En la parte trasera de el Palacio de la Inquisición hay otros patios que antiguamente pertenecían a los otros dos solares que la Corona Española adquiriese para conformar su en Cartagena de Indias su Tribunal de Penas del Santo Oficio de la Inquisición. El Patio del Aljibe no era la gran cosa. Ni por el patio ni por su aljibe, al que se puede ingresar bajando dos o tres escalones.
Guillotina
Aquí continúa la exposición por los patios de una planta baja cada vez mas linda. Hay, como para seguir en tema, algunos de los objetos utilizados en este lugar para llevarse la vida de mas de 800 personas, como son la horca y la guillotina, que los franceses hicieron popular en su revolución de 1789, pero ya era utilizada por todos sus vecinos desde el siglo XIII.
Patio de la Huerta
Tras este patio hay un segundo que es la Antigua Huerta de la Inquisición. Este es el lugar en donde mas se aprecia el paso del tiempo en las paredes de piedra con coral. Entre la sombra de los árboles exponen algunos cañones, todos refaccionados con su carretilla (Cureña) de madera, y algunas réplicas.

(Ruido de película de suspenso) Se dice que en este patio se escuchan por las noches los gritos desgarradores de quienes allí perdieron la vida. De gatas en celo es probable que también.
Antigua Huerta de la Inquisición
En ese mismo patio me senté por un buen rato a fumar y a tomar agua mientras observaba las estatuas de piedra que podrían haber salido del bosque de estatuas del Parque Arqueológico San Agustín.
Estatuas y cañones antiguos en el Palacio de la Inquisición
El Museo Histórico de Cartagena tiene sus puertas abiertas al público en este mismo solar desde 1924, siempre con la intención de mostrarle al visitante parte de la rica historia de esta ciudad varias veces centenaria. Desde 1945 es propiedad del estado.

En la planta superior del edificio esta la Academia de Historia de Cartagena de Indias, que deja ver al visitante mas poco que nada. Entre eso poco un escudo de la ciudad de Cartagena de Indias concedido por el Rey Felipe de Castilla.

Vale aclarar que con el Movimiento Independentista de 1811, los Inquisidores fueron expulsados de Colombia, y todos los archivos que se conservaban de la ciudad fueron prendidos fuego, quizás para olvidar el período mas oscuro de la historia de Cartagena de Indias
Escudo Real concedido a Cartagena de Indias
El lugar tiene gran potencial pero hoy esta muy desaprovechado, y casi todo lo que se muestra son réplicas de la época lo que le quita mas valor aún a la visita.
En donde hoy se encuentra la Ciudad Amurallada de Cartagena habitaban antiguamente los Karib o Caribes, una tribu que vivía entre las costas de Colombia y Venezuela. En el museo exponen una serie de maquetas que nos permiten ver como estaba organizada su vida social. Su sistema me hizo acordar de alguna manera a Enkang de los Masái   
Maquetas en el Museo Histórico de Cartagena
¿Vale la pena pagar la entrada para ver lo que ofrece el Palacio de la Inquisición?
Probablemente no, pero si andan con tiempo, ya vieron todo lo mas relevante de la ciudad, tienen cierto morbo y además disfrutan de algo como puede ser la simple visita a una antigua casona colonial bien mantenida, este puede ser un buen lugar para dedicarle parte de la tarde.

domingo, 26 de abril de 2015

Excursión a Islas del Rosario

Un día, con muy pocas horas de sueño a cuesta, tomamos una excursión hacia las Islas del Rosario, una de las atracciones mas famosas que tienen para ofrecer las agencias de turismo en la ciudad de Cartegana de Indias, en Colombia.
Éramos en esta ocasión 24 amigos que habíamos asistido previamente al casamiento de dos de los nuestros en Bogotá, y días mas tarde coincidimos en Cartagena "La Heroica" para unos días de juerga.

Estábamos felices de haber llegado a tiempo hasta el muelle Marina Santa Cruz en el barrio de Manga, y de estar todos juntos en un speedboat cruzando las aguas azules y turquesas del Mar Caribe, hacia una isla privada en donde nos iban a recibir a cuerpo de rey.
El anfitrión con el almuerzo
Habíamos comprado en el Sofitel Bóvedas de Santa Clara, uno de los mejores y mas lindos 5 estrellas de Cartagena de Indias, un paquete a una de las Islas, supuestamente la mas espectacular y exclusiva del famoso y popular Archipiélago Nuestra Señora del Rosario.
Muelle Marina Santa Cruz
Uno de nuestros amigos lo había organizado, y lo mas fácil y práctico era sumarse al plan. Nadie tenía un problema con eso. Aún así, no esperábamos lo que íbamos a encontrar.
Muelle La Bodeguita 
A lo poco de salir uno se dirige al Muelle de La Bodeguita, en donde el barco se reporta a las autoridades pertinentes. Minutos mas tarde, otra vez en camino hacia las Islas del Rosario, divisamos algunos barcos pertenecientes a la Armada de Colombia apostados en muelles o anclados en el mar.
Buque de la Armada de Colombia
En el camino divisamos a lo lejos algunas poblaciones isleñas, y pasamos a varios cientos de metros del Fuerte, o Batería de San José, que se encuentra en la isla Terrabomba, ahí en el canal de Bocachica.  Aunque nunca se uso por los españoles (pero si por los Granadinos en su intento de recuperar los territorios perdidos), este impedía el ingreso de buques enemigos a la Bahía de Cartagena.
Batería San José en la isla de Terrabomba
Tras unos 50 minutos de viaje en lancha llegamos a Isla Grande, la isla de mayor tamaño de este conjunto. Un lugar regenteado por la gente de el Hotel San Pedro de Majagua, que tienen este convenio con los del Hotel Sofitel.
En el paquete que habíamos comprado teníamos un abanico de posibilidades para hacer de nuestra estadía en la isla, "la mejor posible", como andar en kayac, hacer snorkel, o incluso bucear en sus cristalinas aguas. Puras patrañas. Pretendían un precio absurdo por cada uno de los programas.
Mapa Isla Grande
La decepción fue inmediata. El lugar tiene tres playas. La mas cercana al bar tenía literalmente 6 metros cuadrados de arena, y unas reposeras (tumbaderas) plásticas sobre una plataforma de cemento, la cual habían intentado cubrir de arena en alguna oportunidad, pero esta había casi desaparecido.

La segunda playa era mas grande, pero apenas llegaba a los 20 metros de largo, y no tenía mas de dos o tres metros de ancho. Patético que intenten vender esto como uno de los paraísos del Caribe. Evidentemente no saben de lo que están hablando.
Chicas lindas en la escollera
Habiendo contratado el servicio en un hotel 5 estrellas, esperábamos un lugar acorde, en especial cuando habíamos pagado tres veces mas que lo que pedían en otras agencias. Ciertamente esta no pude ser lo mejor del Parque Natural Corales Islas del Rosario (como te la venden). Eso no puede suceder cuando a metros de la playa hay un basural y se padece el constante asedio de los vendedores de piedras semipreciosas. El servicio es similar al de cualquier otro lugar.
Parque Nacional Islas del Rosario
Pero bueno. Ya estábamos en la isla, y lo mejor era empezar a beber lo más rápido posible. Eso fue lo que hicimos, durante horas y horas. A veces en el mar, otras tumbados en la arena o bajo la sombra de un árbol de mango en las reposeras plásticas del lugar. Un Gin&Tonic cuesta lo mismo que en el Waldorf Astoria de New York, pero  por supuesto que eso no nos iba a arruinar el día, pero no quiero dejar de hacer mención, pues por precio/beneficio ciertamente no los vale. Es un robo a mano armada. No quiero decir cuanto gaste pero les garantizo que para un "day program" no vale la pena.
Breakfast in Tiffany
Mal no la íbamos a pasar. Rara vez ocurre cuando uno está entre amigos. El tiempo pasó rápido entre idas al bar y algún que otro chapuzón en el mar.

Para el almuerzo nos habían preparado una mesa muy larga. Habían fijado un horario para ello pero trajeron los platos a destiempo. Comí un delicioso Pargo Rojo, acompañado con un magistral arroz con leche de coco y los siempre presentes Patacones. Algunos pidieron carne que ni siquiera era ofrecida. De postre tres frutas tipo mermelada (o jalea) que nadie comió.
San pedro de Majagua
En el lugar hay una serie de instalaciones para quienes se hospedan en alguno de los 17 bungalows de la isla. Los cuartos son chicos y tienen duchas de agua fría, pero cuentan con Direct Tv, pantalla plana, aire acondicionado y conexión Wi-Fi. También en las áreas comunes. Mi teléfono tenía señal completa.
Vendedores ambulantes en el Hotel San Pedro de Majagua
Con las horas uno recuerda que está sobre el Mar Caribe después de todo, aunque ciertamente este no sea uno de sus lugares mas bonitos, sigue teniendo mucho encanto.
Nuestro barco listo para el regreso
Esta isla en particular había pertenecido a Pierre Daguet, un pintor francés que se había asentado aquí fascinado por la luz que le regalaba el ambiente.
Siendo las 5 de la tarde había llegado el momento de volver a tierra firme. El tiempo se nos paso muy rápido, dejando a la mayoría sin posibilidad de hacer alguna de las actividades que con coste extra nos eran ofrecidas, tales como snorkeling, kayac, caminar por algún sendero, o ir a una playa mas decente que se encontraba no muy lejos del lugar, pero de la cual no nos habían dado aviso pues creo no pertenecía al hotel.
Todos esperamos durante algunos minutos sentados en la lancha a que lleguen los últimos pasajeros amigos que recientemente habían "descubierto" aquella playa bonita que no pudimos usar a tiempo.
Antes de salir, los miembros de la tripulación repartieron anoraks y advirtieron al pasaje que en esta oportunidad nos íbamos a mojar, por lo que recomendaban fuertemente poner nuestros bolsos a resguardo. Menos mal que lo hice.

Como el rincón de la lancha, el último asiento de atrás, o de la popa, tenía dos bordes, me pareció un lugar genial para relajarme en esa hora de regreso hasta Cartagena de Indias.
Se ve que a la vuelta hay mas corriente marina, o algo, pero al cuestión es que a los pocos minutos estaba literalmente tragando agua, completamente empapado, y obligado a sacarme los anteojos cada dos minutos para vacarlos del liquido que se había colado por dentro. Mis amigos que podían verme reían de mi, y yo también. Era absurdo. Estaba sentado en uno de los tres peores lugares de la lancha, pero el agua estaba caliente y me sentía seguro. Aunque cada tanto me venía a la mente, no fue para nada traumático como ese regreso de terror desde las Islas Phi Phi en Tailandia.

Llegamos sanos y salvos, por supuesto. Fuimos tomando los taxis que estaban en el muelle. Primero una embarazada, después las mujeres "comunes", mas tarde los recién casados, y así sucesivamente. A mi nadie me quería levantar pues caía agua de mis muslos y pantorrillas. Se me caían las bermudas por el peso empapado. Cuando logre subirme a uno, sentí culpa por mojarle el asiento de pana.