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jueves, 6 de marzo de 2014

30 cosas que me llamaron la atención de Nairobi

La capital de Kenia,  es una ciudad de grandes contrastes. Puedo destacar algunas cosas que han llamado mi atención.

1) En Nairobi se ve un mar  de personas caminando por las arterias de al ciudad. Gente que no le alcanza para el transporte público, y que camina varios kilómetros por día, todos los días.

2) La cantidad de basura acumulada en algunas calles es tanta que a veces quedan cerradas para el tránsito vehicular.

3) Es una ciudad vibrante, sumamente enérgica  y llena de movimiento por doquier.

4) Por lo general la comida es buena para los estándares del continente.  Hay varios lugares donde se puede comer muy bien, Carnivore es uno de ellos, pero no de los mas elegantes.
La mayoría de las veces tienen como clientes a las miles de personas que trabajan en Nairobi para las diferentes ONG que hacen base en la ciudad.

5) Sorprende la gran actividad comercial que se ve en las calles, con miles de puestos y muchos mercados. Parece que son todos vendedores, sin embargo, el 80% de la población trabaja en el campo.


6) En el piso de el aeropuerto internacional Jomo Kenyatta duermen un montón de personas. Algunos parecen que llevan ahí semanas.

7) Todos los hoteles están llenos de putas tomando una copa en solitario. Son muy agresivas, y si tienen la oportunidad te agarran el paquete antes de comenzar a hablar.

8) En los bares son tremendamente tacaños con las medidas en las bebidas.

9) El transporte público es muy completo para estándares africanos. El mas popular es el Matatu, que son mini buses privados que van viajando a irresponsables velocidades. Llevan un mínimo de 20 personas. Mas gente de lo que la que la ley permite. Gastan mas en el equipo de música que en cualquier otra cosa. La mayoría de las veces su estado es deplorable, pero todas tienen bandas refractarias que no es común en el tercer mundo. El precio de su pasaje es muy bajo.
En realidad, pensandolo, todo el sistema de transporte es privado a excepción de los trenes.
Los taxis privados son la mejor alternativa, pero hay que pactar la tarifa de antemano.

10) Sorprende la cantidad de grupos étnicos que hay. En Nairobi predominan los Kĩkũyũ.

11) La vida nocturna dice presente casi todos los días, y la escena es de las mejores del continente, pero cuidado, a no olvidar que Nairobi es, según las Naciones Unidas, una de las ciudades mas peligrosas del mundo, donde el robo y los asesinatos son moneda corriente. No por nada los locales la llaman "Nairobbery". He visto robos en la calle y nadie se mete a ayudar.

Vale recordar la cantidad de atentados terroristas que sufrió la ciudad, entre los que se encuentran la explosión de la embajada de EE.UU. que dejo 224 muertos y casi 5000 heridos, y el último ataque en el Westgate Mall que mato a 70 personas, entre varios otros cometidos por Al Qaeda y Al Shabaab.

Como ejemplo de la cantidad de robos que existen, las compañías de seguro han intentado abandonar varias veces este complejo mercado. En promedio, un seguro de autos vale el 10% de su valor por año. Una locura.

12) Uno nota que esta reciente ciudad creció sin planificación alguna.
Nairobi surgió como una parada del tren que une Mombasa con Kampala, la capital de Uganda.
Años atrás los barrios estaban separados según el origen étnico de quienes lo habitaban.

13) En cientos de esquinas se venden flores. Evidentemente hay un mercado grande allí.

14) Aunque las distancias sean cortas, cualquiera que se mueva en auto va a pasar varias horas atascado en el tráfico. Por suerte, como están acostumbrados a esperar, aquí no tocan bocina como en tantos otros países.

15) El National Museum de Nairobi, aunque pequeño, contiene la colección de fósiles mas grandes del mundo, sin embargo es poco frecuente ver turistas en él.
En 15 minutos, o poco mas se recorre entero, pero demanda varias horas llegar y volver.
En este mismo lugar funciona el Snake Park,  que como su nombre indica tiene serpientes y algún que otro reptil. Típico lugar descuidado en donde tienen en mal estado a los animales.



16) No recuerdo haber visto tantas Range Rover´s (bicho de mas de USD200.000) como en Kenia. 
La mayoría de las 4x4 que se ven en las calles están fuertemente equipadas. Las rutas y caminos del país así lo demandan.

17) La mayoría de las mujeres se hacen algo en el pelo. Las que no se lo tiñen de rubio, le ponen extensiones. Su pelo siempre es lacio.

18) En las calles se ven cientos de Marabus, un pájaro muy grande que se ve en otros lugares del continente, solo que aquí parecen estar llenos de tumores, quizás producto del smog.


19) No es infrequente encontrar animales salvajes en sus calles, tales como hienas, cebras, monos, leopardos e incluso leones. Perros no se ven.

20) En teoría no está permitido fumar en sus calles.

21) Nairobi es una de las ciudades mas ricas de África. Así y todo, mas de la mitad de la población no tiene acceso a agua corriente o servicios de electricidad. Los cortes son frecuentes y todos los que pueden tienen un generador eléctrico en sus casas.
No es raro volver de noche con media ciudad a oscuras y el ruido de los generadores a full.

22) Mas de la mitad de la población vive en villas miserias (slums). La de Kibera esta pegada a la ciudad, y dicen, es la mas grande de África urbana.

23) Es común que te sirvan bebidas sin enfriar en los bares, y es probable que te las cobren mas caras si las pretendes frías.

24) Todos los que conocí llevaban dos teléfonos móviles, y hoy por hoy es el artículo estrella y de status del país. Ni Iphone, ni Samsung Galaxy, ni Blackberry. Aquí dominan los Chinos. Sus smartphones no son tan smart.

25) Quienes hablan inglés lo hacen de una forma elegante y recargada. Siempre se dirigen a uno con mucho respeto, lo que hace que los diálogos sean siempre muy civilizados.

26) Tuve oportunidad de tomar un Fernet con Cola, uno de los tragos mas populares de Argentina, pero que es raro de conseguir en barras de el resto del mundo.

27) Los hoteles y buenos restaurantes suelen ser caros y están llenos de empleados, cuyos salarios, si los pasamos a Euros o Dólares, son ridículos.

28) En las esquinas se venden las cosas mas curiosas que un vendedor ambulante pueda ofrecer, como una remera usada, parte de una bicicleta, fruta, cigarrillos sueltos,libros usados o animales vivos.

29) En cuanto queda un espacio en al ruta, la gente acelera irresponsablemente. Hay que estar atento cuando se camina por sus calles sin aceras e ir mirando siempre para atrás.

30) Por las noches hay muchos mosquitos ruidosos de esos que obligan a prender la luz para acabar con ellos. Las posibilidades de contraer Malaria son bajas, pues Nairobi esta en un área de montañas, pero cada tanto tienen epidemias de dengue.







sábado, 7 de septiembre de 2013

Unos días en Masai Mara National Reserve (The Mara)

Nos habían recomendado elegir entre el Parque Nacional Serengeti o el Masai Mara, pero nosotros queríamos recorrer los dos, cueste lo que cueste y sin retroceder en nuestro camino.

Nos llevo todo un día llegar a Masai Mara desde el Serengeti, pese a que la distancia no llegaba a los 400 kilómetros. Las rutas de Tanzania estaban en obra, lo que nos obligaba a tomar caminos alternativos que sacudían nuestros saltarines cuerpos hasta literalmente hacernos reír.
Pocas horas mas tarde llegamos flojos al pequeño puesto de frontera de Sirare-Isibane, donde luego de hacer los trámites migratorios pertinentes, nos  despedirnos de nuestros amables guías de Tanzania entre besos y abrazos. Del otro lado estaban esperando con otras camionetas, los mismos guías con los que semanas antes habíamos comenzado nuestro viaje por Kenya. Un ameno reencuentro y a rodar por las "autopistas" keniatas. Si el camino saliendo de Tanzania había sido duro, lo peor estaba por venir en estas destruidas rutas que nos  tomarían el resto del día, y donde nunca lográbamos velocidades superiores a los 40 kms por hora. Por momentos había que bajarse pare ver por donde pasar con seguridad las camionetas.
Fue fantástico. A mi no hay nada que me guste mas que viajar por tierra por la tierra, lo que te da siempre una posibilidad mucho mas grande de toparse con lo inesperado, ver como vive la gente en las afueras de las ciudades, o como van cambiando los paisajes.
Finalmente llegamos a nuestro hotel, en lo alto de una colina en el medio de la Reserva Masai Mara. El sol comenzaba a caer y las vistas eran realmente impresionantes. Apenas pase por el cuarto a dejar mis cosas antes de tomarme una rica Tusker (la mejor cerveza del este de Africa), y ya tenía una gacela a centímetros de la ventana.
Dormimos todos como lirones y con ojos hinchados salimos a recorrer por primera vez esta reserva, mundialmente famosa por la cantidad de leones que aquí habitan, y por contar entre su fauna al casi extinto rinoceronte negro, la figurita difícil al que queríamos ver sí o sí.
A diferencia de los otros parques que habíamos recorrido, hay en Masai Mara una gran población de topis. Este simpático antílope tiene un pelaje muy particular y puede desarrollar grandes velocidades si necesita escapar de un depredador.
Su comportamiento social también es único, y a diferencia de sus primos estos defienden su territorio.
La Universidad de Michigan tiene dos centros que investigan el comportamiento de las hienas, y es usual encontrar camionetas llenas de antenas con la leyenda "Do NOT follow" en sus partes traseras.
Aunque este animal es de los menos populares, resulta muy interesante aprender de ellos.

Un fuerte rugido de leones nos estremeció, y pudimos ver como dos machos se comían a una cebra. Todo transcurría en paz hasta que comenzó a acercarse sigilosamente una hembra, y como siempre (;))sabíamos que era el preludio de una pelea entre los dos machos, y no nos equivocamos.



Como era de esperar nos cruzamos con gran cantidad de leones, a los que fotografiamos y observamos largamente en silencio. Que animal majestuoso. ¿Puede acaso haber otro rey?
A la cebra la desaparecieron entre los tres, mientras no lejos esperaban su momento los chacales, los coyotes y un águila africano reposado en una piedra en el piso.
Al día siguiente salimos a recorrer otros sectores de este extenso parque, y nos dirigimos hacia los ríos Mara y mas tarde el Talek, en donde pudimos ver poblaciones enormes de cocodrilos. Estos son de los mas grandes del mundo a excepción de los australianos.
Allí bajamos de los vehículos para aprender sobre las huellas de los animales y poder ver de cerca a los grandes grupos de hipopótamos que por aquí viven.
No le tenía mucha fe a Masai Mara. No se por que, pero me equivoqué fiero. Pese a que en realidad no es otra cosa que la continuación de el P.N. Serengeti, uno puede apreciar fauna nueva y diferente, y las vistas son difíciles de superar por el parque vecino.
En el Mara Triangle veíamos pequeños mojones tanto de Kenia como de Tanzania. Esta es la única parte en donde se recorre pisando continuamente los límites entre ambos países.

No se dejen engañar. No puse una sola foto de ñus o de cebras, aunque son la gran mayoría.
Las distancias entre los diferentes sectores de la reserva son bastante grandes. Lo bueno es que se puede  ir a campo traviesa, cosa que hicimos repetidamente en busca del difícil rinoceronte negro.

En un momento dividimos nuestro recorrido ya que íbamos conectados con radio entre las camionetas, y los muy malditos de nuestros amigos de la otra Land Cruiser lograron ver un rinoceronte junto a su pequeña cría. No les creíamos, pero tenían fotos para confirmarlo.
El segundo animal mas difícil de avistar es el siempre esquivo leopardo, aunque tuvimos suerte y pudimos observar algunos, aunque siempre arriba de algún árbol, tal como muestra la foto que sigue. Jaja, por momento creíamos que era algún tipo de muñeco puesto ahí por los guías, pero al cabo de unos minutos movían la cabeza o una de sus patas confirmando que eran de verdad y estaban vivos.
No por nada Masai Mara esta considerado como una de las mejores zonas del mundo para la observación de animales salvajes. Los hay, y de a montones, y si van en el momento de las migraciones, como fue mi caso, el espectáculo es sobrecogedor y sinceramente impresionante.



La vuelta a Nairobi fue mas fácil. Nuestro equipaje viajo por tierra, y nosotros tomamos un avión pequeño que nos busco en un air stripe  (pista de tierra sin aduanas ni nada) cercano a nuestro hotel.

Antes tuvimos que despejar la pista de animales para que el pequeño avión pudiera aterrizar, y poco mas de una hora mas tarde llegábamos a un aeropuerto secundario de la capital keniata.




sábado, 10 de agosto de 2013

El reino de la carne

Si te gusta la carne y pasas por Nairobi no podes perderte Carnivore. Este lugar abrió en 1980 y fue famoso durante décadas porque ahí se servían carnes de animales de caza, como jirafas, Rinocerontes, elefantes, leones, etc. Por suerte esta práctica hoy esta prohibida en Kenia, y solo se puede comer animales criados en granjas bajo control del gobierno, pero así y todo, para el comensal común,  en Carnivore siempre hay una oportunidad de probar algunas carnes nuevas.

Dos veces fue votado como uno de los 50 mejores restaurantes del mundo.

Esta totalmente orientado al turista (tampoco hay tanto en Nairobi), y hay que venir con mucho hambre.
El sistema es conocido. No se donde se inventó, pero en Brasil es muy popular y se lo conoce como espeto corrido (tenedor libre en Argentina), donde te van trayendo seguido una bandeja con comida, te tiran un pedacito, y básicamente agarras lo que mas te gusta, y no paras de comer.

En las brasas se cuecen carnes de cocodrilo, avestruz, gacelas, y según la ocasión, carne de cebra o camello. Además hay pierna de cordero, carne de ternera, pollos de campo y salchichas de sabor fuerte de algún animal que no recuerdo.
Las ensaladas son pobres y malas. No las probé por que no consumo vegetales crudos cuando estoy en el tercer mundo. Las verduras gritadas estaban buenísimas.
Apenas nos sentamos, el mozo trajo unos tragos de "invitación" que después nos cobraron. El trago se llama Dawa (no confundir con Dagga) que significa "poción mágica", o "medicina" en Swahili.

Pude probar camello que si bien no tiene mal sabor, aburre de lo que hay que masticarla. También avestruz, aunque conocía la carne de su primo, el Ñandú. El resto de las carnes las conocía, aunque en Carnivore el cocodrilo sabía mejor (probablemente una especie diferente a la que había probado).

El alcohol tiene precios desorbitados. Quizás sea mejor mirar los precios por que vale mucho mas que la carne. Igual ya nos habían roto el culo en Kenia.
A los mozos en Africa hay que educarlos un poco mas. Aquí, como en cada restaurante que comí, los mozos están constantemente arriba de uno. Hay que pedirles que vengan a la mesa menos seguido. Además pueden ser pesados e introvertidos. Siempre sonríen y quieren hacerse los graciosos. Una vez sorteado esto, el resto va muy bien.

El lugar es muy grande y tiene un jardín tropical muy lindo y cuidado. Esta cerrado, controlado por guardias, posee un gran estacionamiento y esta en las afueras de Nairobi, no tan lejos del centro en kilómetros, aunque lleve un buen rato llegar aquí, ya que el tráfico en Nairobi siempre es fatal.
Cuando ya nadie en la mesa puede engullir un pedazo mas de carne, se levanta una bandera blanca. ¡Nos rendimos!

viernes, 28 de junio de 2013

Safari en Amboseli National Park

Habíamos salido temprano desde Nairobi , la capital de Kenia, hacia el Parque Nacional Amboseli. Nos separaban unos 200 kilómetros que cubrimos en 5 horas. La ruta es bastante peligrosa. Hay muchos animales sueltos, gente caminando por los costados y un puñado de modernos colectivos que van a mil por hora y van frenando en todos lados por lo cual siempre te vuelven a pasar frenéticos.

Apenas entramos al parque vimos elefantes de a montones. Amboseli es el mejor lugar de África para ver bien de cerca a un grupo numeroso de elefantes.
El primer encuentro fue de lo mejor, cuando un macho monto a una hembra e hizo lo suyo, acercándose a peligrosa y perfecta  distancia de nuestra camioneta apagada.
Aprendimos ahí que el pene del elefante puede pesar mas de 40 kilos y sirve como una quinta pata muchas veces para sostener su gran peso. Puede con su miembro rascarse la panza y espantar moscas.

Después de esta primer experiencia seguimos camino hacia nuestro campamento, en donde pudimos almorzar y relajar un rato antes de volver a salir hasta que se guarde el sol.

Desde 1906 esta zona esta protegida y es Patrimonio UNESCO de la Humanidad desde 1991.
Hoy la zona se encuentra en el eje de un conflicto que ya llego a los tribunales de Kenia, en los que los Masai de la zona pelean por ser quienes se quedan con los altos dividendos del parque.

Esa primer noche en el campamento de Amboseli tuve frío. En el silencio de la oscuridad uno escucha a los leones rugir. A los leones entre tantos otros bichos. La noche estaba ruidosa y la naturaleza manifestándose a pleno.

A la mañana siguiente, tras el desayuno, nos fuimos a recorrer el parque, observando a las manadas de elefantes y mirando cada tanto al Kilimanjaro que se encontraba tapado por nubes.
No tardamos mucho en ver pequeños grupos de jirafas, algunas de las cuales corrían alejándose de nosotros, como también lo hacían los siempre graciosos warthogs (facóquero en castellano).
Los caminos, todos, invitaban a seguir recorriendo. Cosa que hicimos en cada uno.
En los sectores de Amboseli que se encuentran entre los pantanos vimos acacias mas grandes de lo común, pero la vegetación no es tanta como uno supone de un lugar que se inunda cada año en la temporada de lluvias.
Si te gustan los elefantes, este es tu lugar. Los hay de a montones. Los ves bañándose, tomando agua y salpicándose el lomo, fornicando y comiendo, comiendo y arrancando pasivamente la rama de un árbol.

Ya el segundo día estabamos mas concentrados en buscar animales nuevos que en seguir admirando tan tamañas bestias. Era un buen momento del año, y la fauna se presentaba generosa por doquier.
Al mediodía fuimos al Observation Hill (el nombre lo dice todo). Allí comimos nuestros picnics en este lugar tan ameno, donde corre buen viento y pájaros azules y violetas miran de cerca esperando algo de comida que hay que negarles.
Abajo los hipopótamos. Dentro y fuera del agua. A lo lejos se acerca una manada de elefantes, y otra mas atrás. Todos vienen a beber agua.

También vimos muchos monos, tanto en los árboles como sobre los caminos. Todos en enormes grupos y haciendo sus típicas chanchadas (no eran monadas).

Pasamos por un importante complejo hotelero que quedo arruinado en alguna de las inundaciones.
Volvimos a nuestro hotel satisfechos y agotados luego de pasar un día entero, de sol a sol, recorriendo el parque. El día siguiente sería mas tranquilo. Recorreríamos medio día el parque, que no nos quedaba mucho para ver, por cierto, y el resto del día sería libre para que cada uno lo use como quiera.
Algunos se quedaron en la pileta del hotel, otros fueron a ver artesanías Masai, y yo me dedique a practicar mi Suahili con los locales, siempre graciosos, respetuosos y bien dispuestos.

Un rato el cielo se abrió y pudimos ver la cima del volcán Kilimanjaro, la montaña mas alta de Tanzania y del continente entero. Alcanza los 5.895 msnm.
El Kilimanjaro está compuesto por tres volcanes extintos. Kibo (foto inferior) es el mas alto de ellos.
Había llegado la hora de abandonar Amboseli National Park, cosa que hicimos después del desayuno.
Por una ruta nos fuimos acercando hacia la frontera de Tanzania, mientras mirábamos una presencia cada vez mayor de casas hechas de barro que se encontraban a la vera del camino.

Hay fronteras, muchas, en la que la vida se vive por igual en los dos lados. Están ambas poblaciones estrechamente relacionadas, formando un único núcleo urbano, de modo que uno puede vivir en un país y trabajar/estudiar/noviar/comprar en el otro. El punto es que los locales pasaban de costado la barrera que cruzaba la ruta y seguían sin más.
Nosotros hicimos nuestros trámites en ambos lados de la frontera, pagamos USD50 de visados con billetes impecables del 2006 en adelante, como exigen ahí , nos sellaron el pasaporte con la leyenda "Only USD 50"  y nos despedimos de Kenia, y de nuestros guías solo por unos días.

Del otro lado, en Tanzania nos esperaba un paisaje tropical, en una ruta con subidas y bajadas y lleno de gente vistiendo vivos colores, y que por momentos me recordaba la vida en ciertas islas del Caribe.
Llegamos a la ciudad de Arusha justo para el almuerzo en su gran hotel. Mas tarde visitamos su animado mercado.

viernes, 14 de junio de 2013

Los Masái

Los Masái son una tribu grande, que se acerca al millón de personas y viven entre el norte de Tanzania y el centro sur de Kenya.

La creación de fronteras y las expulsiones que sufrieron en Kenya a manos de los Ingleses, primero en 1904 y nuevamente en 1911 , y mas tarde, en los años 40 por parte del gobierno de Tanzania, impusieron algunos cambios en su vida nómada y pastoril que los obligaron a entrar en la economía monetaria.
Han reclamado derecho a pastoreo en las zonas que les expropiaron, y como poseen representación han conseguido recuperar algunos espacios.

Antiguamente tenían un ideal de vivir solamente de su ganado, ya que este les proveía de todo lo necesario para subsistir (carne, leche, cuero, huesos y sangre) y lo que no les daba la vaca, mediante el trueque lo podían conseguir. De hecho los Masái creen que todo el ganado de la tierra les pertenece, y aunque otras tribus también poseen vacas, los Masái creen que en realidad estas (también) son suyas.
Este sentimiento o creencia tiene origen en una leyenda que dice que en un principio Dios tenía tres hijos, y a cada uno les dio un regalo. El primero recibió una flecha con la que podía cazar, el segundo hijo recibió una azada con la que podía arar la tierra, y el tercero un bastón con el cual poder guiar al ganado. Fue el tercer hijo, según la tradición el que se convirtió en el padre de los Masái, y tiene sentido pues este es su rasgo mas característico como tribu.

No se sabe mucho del origen de Kenya ni de los Masái, pero se cree que vinieron desde el valle del Nilo, de la Nubia, entre los siglos XV y XVI.
Los Masái viven en pequeños asentamientos de diez o veinte familias. Estos tienen el nombre de Manyattas. Son en rigor, círculos de chozas las cuales están protegidas por empalizadas hechas de ramas que tienen la función de proteger al ganado, al cual encierran todas las noches para protegerlos de los animales salvajes.
Las chozas son construidas por la mujeres con ladrillos hechos de la bosta de las vacas, paja y barro, que agregan con el fin de endurecerlos. Luego se prende fuego en su interior y se trata de mantenerlo encendido día y noche. Con esto ahuman la casa ahuyentando a los insectos y garantizan una mayor longevidad a las pajas que cubren los techos.
Algunas de estas casas poseen pequeños agujeros a modo de tragaluces, pero nunca ventanas.
Las chozas, que recuerdan a los nidos de horneros son muy oscuras y no tienen la suficiente altura como para estar de pié.
Este asentamiento, el Enkang,  es semi permanente y funciona como una unidad social y económica en cada una de las aldeas Masái.
La estructura social está organizada en grupos de edad masculinos que tienen deberes específicos en un camino lleno de ritos que lo llevaran primero a cuidar del ganado, luego a ser guerrero tras su circuncisión, para finalmente convertirse en ancianos. Cada clase tiene responsabilidades y derechos puntuales, y se adquiere mas status con la edad, ya que son los mayores quienes toman la decisiones de la tribu toda.
Cuando los grupos guerreros van teniendo mas edad, suben de estrato social, como así también sus mayores. Esto siempre sucede con el grupo entero del clan.

Las mujeres también tienen sus propios ritos que comienzan los 13 o 14 años con su circuncisión. Práctica que ha mermado un poco ya que muchos Masái se convirtieron al Cristianismo. A partir de este momento pueden relacionarse con cuanto guerrero deseen aunque sus matrimonios ya estén arreglados desde que son pequeñas.
Cumplen tareas del hogar y tienen la obligación de mantener a los guerreros contentos.

Los matrimonios son polígamos y la cantidad de mujeres que se pueda tener esta relacionado con la cantidad de ganado que uno posea. El precio: Dos o tres reses o una docena de cabras.
La promiscuidad no está mal vista.
Visitamos algunas de sus aldeas, y los vimos a cada rato por Kenya y Tanzania.
Nos recibieron con sus danza candente cantando primero canciones para la caza del león (Empurkoi) .  La música empieza a cobrar ritmo y siguen, generalmente, con otra canción esta vez dedicada al ganado  (Oloongishu)  para culminar en la  que es mas conocida por todos por sus ágiles y esbeltos saltos verticales en los que demuestran su fuerza.

Estos bailes son frecuentes en su vida social, y claro, en muchos hoteles donde realizan su danza a cambio del vil metal.
Nos enseñaron como es que hacen el fuego, frotando un palo contra una madera que tiene bosta o paja abajo. Lo intenté sin éxito casi lastimándome las manos, y descubrí mas tarde que los muy guachos me habían hecho trampa. Tendré que volver a probar mi suerte en alguna nueva oportunidad.

Estábamos rodeados por los niños Masái, siempre pelados y simpáticos.
Las nuevas generaciones hablan el idioma de su tribu (Lumbwa o Masai), pero también dominarán el Swahili  hablado en casi todo el este de Africa y el Inglés.

Nos mostraron como recogían la sangre de la vaca para mezclarla aún caliente con leche, dejándola fermentar para comerse mas tarde.
Los Masái están en todos lados, incluso en las ciudades. Hoy como siempre siguen viviendo de sus vacas y de la venta de artesanías que hacen en madera, cuero, huesos o sus coloridas pulseras y collares. Acostumbrados a un turismo de ricos, pecan de pillos con sus precios, pero como siempre quieren y necesitan vender, es cuestión de decirles cuanto es lo que uno quiere pagar, y las dos partes quedan contentas.




"Ngai hace a la lluvia,
la lluvia hace la hierba,
la hierba hace las vacas,
las vacas hacen a los Masái"