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lunes, 14 de julio de 2025

Tumba de Khai Dinh

 La tumba de Khai Dinh es una de las más impresionantes y distintivas de las tumbas imperiales de Vietnam. Está ubicada en las colinas de Chau Chu, en las afueras de la ciudad de Hue.
Desde 1993 goza de ser parte del Patrimonio UNESCO de la Humanidad por formar parte del Conjunto de Monumentos de Hue.


Como sucede muchas veces, lo bueno no llega sin esfuerzo. En el caso de la tumba de Khai Dinh debemos entrar en calor y subir varios tramos de escalinatas hasta llegar a la cima, ya que la tumba está construida sobre varias terrazas y existen varias secciones. 

La primera de esas secciones es la Puerta de las Tres Entradas (Cong Tam Quan). Esta es la entrada principal al recinto. La misma está decorada con motivos florales y dragones. Desde aquí ya se puede apreciar la calidad del conjunto.
La segunda sección es el Patio de las Ceremonias (San Bai Dinh), un patio sumamente atractivo en dónde hay dispuesto en dos filas, una impresionante cantidad de estatuas de piedra caliza de caballos y elefantes, y de civiles y mandarines militares, algunos dotados de detalles muy poco frecuentes en este tipo de arte.
Luego se llega al Palacio de Thien Dinh (Thien Dinh Dien), es decir el corazón de este mausoleo real. Es una sala muy ricamente decorada en dónde se encuentra una estatua de bronce de Khai Dinh sentado en su trono bajo techos cubiertos de coloridos mosaicos que forman nueve dragones pintados que simbolizan la protección imperial.
Nueve metros por debajo de la estatua yace el verdadero sarcófago del emperador.

La Tumba Imperial de Khai Dinh es un gran ejemplo del cruce cultural y la extravagancia imperial propia del último período de la Dinastía Nguyen. 
Hoy puede ser parada obligada en Hue, pero en su momento causó mucho descontento entre los ciudadanos que tuvieron que pagar impuestos más altos para solventar su construcción.





domingo, 13 de julio de 2025

La Bahía de Halong, dónde el dragón desciende al mar

La Bahía de Halong es probablemente el sitio más renombrado y emblemático de Vietnam. Se trata de un conjunto de más de 1.600 islas e islotes de piedra kárstica ubicadas a unos 170 kilómetros de Hanoi, la capital, y que por su excepcional belleza natural están reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad (1994)

La Bahía de Halong también fue nombrada una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo por la singularidad de su entorno, y claro también era parte del itinerario de nuestra estadía en Vietnam. 

La mañana había empezado complicada con mi madre intoxicada en un hotel de Ninh Binh, lo que ponía en riesgo no sólo el día, sino la dinámica entera del propio viaje. El desafío consistía en cubrir las poco más de tres horas que nos separaban del Golfo de Tonkín y abordar a tiempo el crucero que previamente habíamos contratado, y en dónde pasaríamos la noche.

Madre hizo un esfuerzo sobrehumano y logramos salir, Con el correr de las horas se fue sintiendo paulatinamente mejor, y minutos después de los trámites en el bullicioso puerto ya estaba disfrutando del paseo por este mágico destino.

Las habitaciones del crucero eran más que cómodas, como las instalaciones todas, siendo las terrazas el sitio preferido de nosotros y el resto de los navegantes.

Cuenta la ancestral leyenda vietnamita que este territorio era continuamente amenazado por invasores desde el mar. Viendo el sufrimiento de los valientes habitantes de la bahía, el Emperador de Jade, dios supremo del taoísmo y regente de los cielos, envió una familia de dragones celestiales para ayudar a este pueblo bonachón, y así fue como al próximo intento de invasión, los dragones escupieron perlas y joyas desde sus bocas, y cuando estas tocaban el agua se fueron convirtiendo en estas piedras calizas que además de ser muy bonitas, hacen del lugar una suerte de muralla infranqueable. 
Al concluir la batalla, los dragones quedaron tan a gusto, que decidieron quedarse en la tierra en lugar de regresar al cielo. El dragón madre se pozo en lo que hoy es la cadena montañosa de la Bahía de Halong, y sus hijos se posaron en las cercanas bahías de Bai Tu Long y la Bahía de La Han.
Desde la terraza del crucero vemos como el astro mayor desciende. El escenario es de veras cautivante. El color de la mar. Esas piedras surgidas por gracia divina que brotan a diestra y siniestra. Un leve olor a combustible mal quemado. El graznido de un ave que pasa volando.

En la terraza sucede una clase de cocina. Un acercamiento a la cultura local. Preferimos en cambio un aperitivo antes de regresar al interior del barco en dónde continuarían una serie de actividades que mantuvieron entretenidos al pasaje entero.
Para la Trasnoche hubo quienes pescaron con éxito algunos moluscos que mordían anzuelos atraídos por las fuertes luces de las linternas.

Mi día comenzó a las cinco de la mañana en la terraza del barco para una clase de Tai Chi Chuan. La primera en mi caso. Ni madre ni hermana aparecieron a la cita, pero al menos pude aprender algo nuevo y disfrutar de las primeras luces de la mañana mientras sentía que mi corazón iba subiendo de pulsaciones con la actividad física.

Tras el desayuno abordamos una embarcación más pequeña que nos acercó a una de las muchas cuevas de piedra caliza que por aquí existen.
Tuvimos suerte (supongo) ya que vinimos a conocer la Cueva Sung Sot (o Cueva de la sorpresa), una de las cuevas más grandes de la bahía, famosa por las formaciones de estalagmitas y estalactitas que se asemejan a figuras animales. Andando por las diferentes cámaras podemos ver que algunas se aprecian a simple vista, y en otras hay que recurrir a la imaginación, o incluso voltear nuestras cabezas.
Por un corto camino ascendente se llega a una suerte de mirador sobre la bahía y se regresa al barco.
La Bahía de Halong tiene su fama merecida. Es un sitio muy especial que ningún viajero debiera dejar afuera de su itinerario por Vietnam. Y así sucede. Prueba de ello es el creciente desarrollo en la ciudad de Halong, que hoy luce moderna y dinámica y supera con creces los 300.000 habitantes.


martes, 27 de mayo de 2025

Hoa Lu, la primera capital de Vietnam

 Hoa Lu es un fascinante sitio para comprender y vivenciar la importante herencia cultural de lo que fuera la primera capital de Vietnam, de un Vietnam todavía feudal y centralizado que comenzaba a independizarse de China tras siglos de dominación.

Por su inmejorable ubicación estratégica, rodeada de escarpadas montañas de piedra caliza que hacían de murallas casi infranqueables, ríos serpenteantes y profundos, y suelos pantanosos, Hoa Lu contaba con defensas naturales significativas para la época en la que fuera la primera capital de Vietnam. Estamos hablando de un período comprendido entre los años 968 y 1010.
Como Hoa Lu era muy susceptible a las inundaciones, y a la vez no tenía un área extensa para albergar una creciente capital, es que el rey Ly Thái To decide trasladar el centro de poder a Thang Long, lo que hoy conocemos como Hanoi... 
Hoa Lu se encuentra a unos 100 kilómetros al sur de Hanoi, o unas dos horas. Por su cercanía a la capital, su tranquilidad, y su importante legado cultural y destacada gastronomía, Hoa Lu (y especialmente su ciudadela) es una popular atracción turística de la provincia de Ninh Binh, y no es para menos.
La ciudadela es pequeña y fácil de recorrer. Sus templos tienen algunos detalles arquitectónicos que no son fáciles de encontrar en otros. 
Mientras caminamos por sus callejuelas es imposible no admirar el entorno natural.

Esta es una excursión que por lo general se combina con una visita posterior a los arrozales de Tam Coc, en dónde generalmente se hace noche antes de regresar a Hanoi, o continuar camino hacia la Bahía de Halong.
Me gustó mucho esta salida y sin duda la volvería a hacer.











domingo, 16 de marzo de 2025

Paseo por Ravello

 Ravello es uno de los destinos turísticos más visitados de Italia, principalmente por ser parte de la eternamente famosa Costa Amalfitana, aquella que, acariciada por las aguas del Mar Tirreno y bendecida por el clima mediterráneo de inviernos cálidos y veranos que lo son mucho más, suele atraer a cientos de miles de personas cada año.

Ravello cuenta con una población estable de 2.600 personas pero cada año recibe a más de 200.000 visitantes, que como millones antes, llegan atraídos a estas costas por lo menos desde los tiempos del Imperio Romano. Verdad que cobró más fama a partir de la segunda mitad del siglo veinte, cuando estas costas comenzaron a ser elegidas para sus vacaciones de verano por el jet set internacional, especialmente el de USA.
Para que negarlo. La Strada Statale 63 (o Amalfi drive) es la principal y única vía de la Costa Amalfitana. Su trazado sinuoso y la cantidad desmedida de vehículos de todo tipo, pueden convertir este paseo de excelentes vistas sobre la mar y bonitos pueblos de costa y montaña en una verdadera pesadilla, y si es un sábado de temporada, a prepararse para pasar un puñado de horas para hacer esos pocos kilómetros entre los golfos de Salerno y Sorrento.
Luego viene la epopeya de conseguir lugar en el ínico sitio en dónde se puede aparcar el auto, pero una vez logrado, uno se encuentra con un pueblo atractivo que, junto al resto de la zona fue declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad por su arquitectura y obras de arte notables.
Aunque fundada en el siglo V, Ravello es otro de tantos pueblos cuyo pasado fue más glorioso que el presente, tiempos en dónde después existió una República Amalfitana (o Ducado de Amalfi), que dominaban las aguas y costas del Mar Mediterráneo, hasta que fue destruida y derrocada por otra desaparecida, la República de Pisa en 1137.
Recorrer las atracciones del pueblo de Ravello no lleva mucho tiempo. En la entrada al mismo se encuentra una plazoleta, y en la parte más alta de la misma la Basílica de Santa María Assunta y San Pantaleone, conocida por los locales simplemente como el Duomo. Dentro de su nave central se encuentra el púlpito de canto, obra de Nicolo de Bartolomeo, y que data del 1276.
Desde la torre mayor o Torre Maggiore se puede descender a la parte más pequeña de Ravello sin dejar nunca de disfrutar de un pueblo cuidado al extremo, dónde nada parece desentonar con la época en que fue construido. Un pueblo que no es poco, pero forma parte de un todo más importante.
y hay flores por todos lados a dónde uno mire, y después aprenderemos que esto sucede en cualquier época del año, haciendo de Ravello y de los pueblos de la Costa Amalfitana una suerte de región dónde la primavera parece ser eterna.
Diría que el sitio más relevante de Ravello es Villa Rufolo. No sólo por tratarse de una de las propiedades más importantes de la región, sino por las vistas que regalan sus terrazas sobre las aguas del Mar Tirreno.
La espléndida Villa Rufolo pertenecía a una de las familias más poderosas de Italia. Uno de ellos, Landolfo, queda inmortalizado en el Decameron de Boccaccio.

Los vaivenes de la historia hicieron que la familia Rufolo pierda esta propiedad siglos atrás, por lo que Villa Rufolo a pasó de mano en mano por varias familias menos poderosas, e incluso sufrió un largo abandono que causó serios daños en la propiedad.
Estas mismas vistas en esta misma vila inspiraron a Richard Wagner para hacer Parsifal, su última obra dramática. Quizás estas historias o la brisa marina o quien sabe qué, animaron a un escocés llamado Francis Neville Reid, a comprar Villa Rufolo y dedicarle el tiempo, el cariño y las toneladas de dinero suficientes para devolverle el brillo a esta propiedad única, en dónde dicho sea de paso, funciona un museo en su interior que nos deposita en lo más alto de la casona.
Al final del recorrido estaba de lo más contento. Había disfrutado de sus calles, sus escaleras, la iglesia, Villa Rufolo, sus pequeños locales, y a decir verdad, hasta me hubiera quedado a dormir con tal de no perder mi espacio de estacionamiento.


miércoles, 26 de febrero de 2025

Un poco de Nápoli

Nápoles es una de las ciudades más pobladas de Italia. No se sabe a ciencia cierta cuantos son sus habitantes exactos, por lo que permanece en el podio alternando entre el tercer lugar o el primero si contamos su área metropolitana. En cuanto a PBI está muy por debajo de otras ciudades del país, pero destaca en arte, gastronomía, historia y cultura.

Había llegado a Nápoles de noche, cansado tras algunas semanas de viaje, por lo que decidí alojarme en Capodimonte, un barrio alejado del centro de la ciudad, a modo de estar un poco más relajado. Lo que no tuve en cuenta era el gran tamaño de mi vehículo, y llegar hasta allí fue toda una odisea. Me pasó de todo en esos últimos dos o tres kilómetros.

Al día siguiente había que empezar por algún lado así que decidí acercarme hasta la zona del puerto para poder apreciar el ´pequeño Golfo de Nápoles, que incluye las poblaciones de Napoli, Pompeya y Pozzuoli. Tiene al este al Volcán Vesubio y cerrando en el otro extremo s la ciudad de Sorrento.

Una de las primeras paradas fue la Piazza Dante. Este espacio está dedicada a Dante Alighieri. Esta plaza de los siglos XVI y XVII no es de las más importantes de Napoli, pero tiene su estación de subte,en la zona, que es muy animada por cierto,hay muchas librerías y tiendas de zapatillas y el acceso a la imperdible Vía Toledo, arteria de la ciudad.
Caminar la Vía Toledo desde su nacimiento e ir rodeando el Quartieri Spagnoli, uno de los barrios más atractivos y turísticos de la ciudad, te va a mantener entretenido durante unas horas. Aquí se respira el verdadero aire napolitano. El quilombo, la ropa colgando de sogas que van de un lado de la calle al otro, el olor a combustible mal quemado de las motos, el ruido constante, el histrionismo, los siglos de sus paredes y ese rico olor que sale de las cocinas e invita uno a entregarse por completo a los sabores de estas manos.
Caminar por aquí es sumergirse en siglos de historia. Todo el centro histórico de Nápoles es el más grande de Europa y está considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por su gran riqueza cultural, gastronómica y artística, y con el correr de las horas uno lo va comprobando a cada paso si recorre los barrios de Pendino, San Giuseppe, Montecalvario, La Avvocata o San Carlos All'Arena, donde estaba la residencia real.
A cada paso y en cualquier lugar de Nápoles uno va comprobando la gigante y omnipresente figura de Diego Armando Maradona (10), un verdadero dios para los napolitanos, y es que a dónde sea que uno mire, hay algo, una bandera, un cuadro, un mural que nos recuerda al astro del fútbol, aquel que debutó en un estadio que se venía abajo y le dio 5 títulos al equipo de la ciudad, el mayor goleador histórico del Napoli, aquel que fue Campeón del Mundo y volvió al equipo del sur de Italia para volver a gritar campeón con la Copa de Italia de 1987.
Ese Maradona de origen marginal sirvió para que muchos se sintieran identificados en el sur, lo más pobre de Italia que por esos días logró arrebatar los podios a los equipos ricos del norte, algo que nunca será olvidado en estas latitudes.

En lo que parece ser el verdadero centro neurálgico turístico de Nápoles está la Galleria Umberto I. Este admirable paseo comercial posee cuatro puertas de entrada. Algunas buenas tiendas y otras de baratijas. También cafeterías en su elegante interior de pisos de mármol, paredes de mosaicos, y unos techos que son una obra de arte en sí misma. La galería se encuentra frente al teatro o de la Plaza Plebiscito y otros íconos napolitanos.
El Castel Nuovo Maschio Angioino uno de los siete castillos que podemos encontrar en Nápoles. Este pintoresco castillo del siglo XIII  fue mandado a construir por Carlos de Anjou en 1279, época en la que se había hecho con los tronos de Nápoles y de Sicilia mudando aquí la capital desde Palermo. Sea como sea es sólo una cara bonita. Si bien funciona como un museo cívico, y la entrada no es tan cara, no vale la pena perder tiempo aquí ya que no hay nada interesante en su interior.
Si bien Nápoles es el supuesto lugar de nacimiento de la pizza, la ciudad y la región siempre destacaron por su gastronomía. 
La cocina napolitana consta de 5 pasos. Todo comienza con el Antipasti, que es una entrada o aperitivo que puede degustarse frío o caliente y variar a gusto del lugar. Generalmente son unas fetas de fiambre, pero puede ser un platillo de aceitunas o algo elaborado delicadamente a gusto por quien mande en la cocina.

Al concluir el Antipasti, se levanta la mesa y se sigue con el Primo Piatto (o primer plato). En casi todas las ocasiones el Primo Piatto trata de alguna versión de pasta, y son muchas. Al terminar se prosigue con el Secondo Piatto que generalmenbte consta de algún tipo de proteína animal  (carne de vaca, de cerdo, de pollo, pato, pescado, animales de caza, etc). Este plato viene acompañado por otro más pequeño que colocan a un lado del principal y lleva el nombre de Contorno, y trata de una pequeña ensalada, o verduras. Se concluye idealmente con una sobremesa larga dónde no falte el Dolce, la etapa final que son masitas dulces acompañado por una o más copas de Limoncello.
En la Cucina Napoletana se consume en abundancia de pescados y mariscos que regalan las aguas del Mar Tirreno que baña las costas de esta ciudad, por lo que aproveché para probar varias de sus delicias, de sus mejores Secondo Piatto. Por supuesto no faltaron las pizzas, ni la sabrosa pasta, y de sus clásicos dulces comí más que nuca en mi vida.
La Catedral de Nápoles o Duomo de Napoli u oficialmente Cattedrale Metropolitana di Santa Maria Assunta es la más importante de muchas en la ciudad. Originalmente construida por el emperador Constantino El Grande en el siglo IV en el mismo sitio dónde existía un templo dedicado al dios Apollo.
Otro sitio que me gustó mucho es el Museo Nacional de Capodimonte, en cuyo espléndido interior podemos encontrar obras de Tiziano, El Greco, Rafael, Guido Reni, Pamigianino, Brueghuel el viejo y otros maestros. En la Sala Napolitana con obras de Caravaggio o Ribera.
El museo ocupa las tres plantas del Palacio de Capodimonte

Desde su tranquilo y bonito parque, verdadero oasis de Nápoles, se obtienen grandes vistas de la ciudad. Hoy puedo decir que extraño un poco el bullicio de Nápoles y prometo volver, pero no pensaba lo mismo aquellos días que pasé por allí.

miércoles, 30 de octubre de 2024

Abu Simbel la gloria de Nubia

 Bien al sur del río Nilo en Egipto y al norte de Sudán se encuentra Abu Simbel, una de las atracciones más visitadas de Egipto y de la remarcable Región de Nubia. Esta región marcaba los límites australes del imperio, y aunque supo ser independiente la mayor parte de su existencia, hubo períodos en el que perteneció al Antiguo Egipto. En estos tiempos fue que el faraón Ramsés II (1.304 - 1.237 a.C.) mandó a construir dos formidables templos para celebrar la victoria en la Batalla de Qadesh, cuando las tropas de Ramsés vencieron a los Hititas cerca de la frontera entre Siria y el Líbano.

El complejo de Abu Simbel se encuentra a unos 300 kilómetros de la ciudad de Asuán o Aswan y a poco más de 900 kilómetros de El Cairo, la capital de Egipto. Abu Simbel es Patrimonio UNESCO de la Humanidad desde 1979 y pertenece al Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán. Consta de dos templos excavados en la roca, y cuya construcción comenzó en 1.284 a.C. durante la dinastía XIX de Ramsés II y se extendió durante los siguientes 20 años. El más grande se llama Gran Templo o Templo de Ramsés II. En el exterior vemos  talladas en la roca a las tres deidades del Antiguo Egipto (Ra, Ptah y Amón). A su lado la figura del faraón Ramsés II como la cuarta deidad.
El segundo templo, o Templo Menor, o Templo de Hathor, está dedicado a Nesfertari Meritenmut, reina egipcia y Gran Esposa Real de Ramsés II y fue construido durante 20 años a partir del 1.244 a.C.
Cada 21 de febrero y cada 21 de octubre, la luz solar llega hasta el fondo del templo iluminando las figuras de Amón, de Ra y de Ramsés, y dejando en las penumbras la imagen del dios Ptah, asociado este con la oscuridad.

La fachada del templo tiene 33metros de alto y 38 de ancho. A los pies de las 4 estatuas exteriores podemos ver en menor tamaño a varias figuras que corresponden a los miembros de la familia del faraón, como por ejemplo Tuya la madre, Nebbetaui, Bentata y Senefra, las princesas y otros.

Conforme vamos ingresando a las distintas salas del interior vemos que estas van perdiendo tamaño acorde nos acercamos al santuario. En sus paredes podemos divisar cientos de grabados con escenas de las victorias egipcias en Siria, el Líbano o en la misma región de Nubia.
En el año 1958 se decidió construir una represa en Asuán para terminar con las grandes inundaciones que sufría la zona cada vez que el río Nilo aumentaba su caudal. De esta manera se podían aprovechar cientos de miles de hectáreas para uso agrícola, en especial el cultivo de algodón, vital para la economía de Egipto.
A partir de 1960, la comunidad internacional se dio cuenta que la construcción de la represa de Asuán y la creación del Lago Nasser iban a dejar sepultado bajo las aguas una serie de monumentos, entre ellos Abu Simbel.
Durante los próximos tres o cuatro años se hace una campaña internacional agresiva que buscaba juntar los fondos para una maravillosa jugada: Mudar a los templos de lugar....

Entre 1964 y 1968 los templos fueron cortados en bloques numerados y trasladados a unos 200 metros del lugar a una cota 65 metros más elevada y que mantendría a los templos alejados de cualquier posible inundación.
Desde 1979 Abu Simbel es Patrimonio UNESCO de la Humanidad.

sábado, 29 de junio de 2024

Ruinas de Herculano

La ciudad de Herculano (o Ercolano) empezó a ser conocida por haber quedado sepultada bajo 25 metros de ceniza tras la erupción del volcán Vesubio el 24 de octubre del año 79.
A diferencia de la cercana ciudad de Pompeya que fue saqueada y rapiñada con el correr de los siglos, Herculano estuvo desaparecida durante más de un milenio hasta que empezó a ser descubierta poco a poco sin saber sin que se sepa la maravilla con la que eventualmente se iban a encontrar.

Las primeras certezas de que allí había algo interesante llegaron en 1709 de la mano del Príncipe de Lorena, Emmanuel Mauricio, quien al oír el rumor de un obrero que había encontrado una columna, decidió comprar su granja y comenzar a desenterrar mármoles y estatuas de todo tipo para utilizar en su residencia en construcción en la cercana Portici, o regalar patrimonio a sus amigos o monarcas familiares regados por media Europa.

El Rey Carlos de Borbón encarga al ingeniero militar Roque Joaquín de Alcubierre Morales una misión con el fin de recuperar objetos de valor sepultados en las ciudades existentes tras la erupción del volcán Vesubio. Claro que la ubicación de Herculano, Pompeya y Estabia aún eran desconocidas.
En 1738, Alcubierre descubre los restos de un teatro romano, razón por la cuál vuelve al Rey para convencerle de financiar una excavación a gran escala que resultó todo un éxito pues durante los próximos 30 años no cesaron los hallazgos y descubrimientos en estas tres ciudades de la Región de Campania.

Murales, vasijas, envases de perfumes, candelabros, restos de cerámica, estatuas de bronce y objetos de uso cotidiano fueron apareciendo por doquier en lo que en aquellos días ya era un suburbio de la ciudad de Nápoles. Con los primeros hallazgos ya se podía dar cuenta que en la ciudad de Herculano vivía una población más ilustrada, rica y sofisticada de mercaderes y comerciantes. 
A diferencia de la ciudad de Pompeya dónde sus habitantes fueron sorprendidos durante la erupción del Vesubio y han quedado inmortalizados en aquellos minutos, aquí en Erculano los habitantes murieron por lo que se conoce como flujo piroclástico, una masa de gases calientes y materiales sólidos que ruedan por la superficie, resultante de algunas erupciones volcánicas.
Por estar más cerca del volcán Vesubio que la ciudad de Pompeya, ese flujo piroclástico pasó por Herculano a unos 400 0 500 grados prácticamente pulverizando o reduciendo a cenizas a casi todos sus habitantes.

Los más atentos y veloces pudieron huir corriendo de sus casas y embarcarse a la mar, pero los oleajes eran tan fuertes que fueron devueltos con violencia contra la playa en dónde perecieron junto a los rezagados dentro de los Fornicis, una suerte de almacenes portuarios con forma de bóveda.
Muchos de los 300 cuerpos que aquí se encontraron de las familias herculanas tenían a su lado bolsas con monedas (los ahorros de la vida, los dotes, las herencias) y objetos de valor. Los gases acabaron en este caso con toda ilusión para este grupo de personas.
Cabe aclarar que en aquellos tiempos el mar se encontraba unos 400 metros más cerca de la posición actual de las ruinas de Herculano.

Bien que hice en acercarme hasta aquí tras cuatro días recorriendo las más famosas y conocidas ruinas de Pompeya, pues aunque diferentes y menos grandes y espectaculares, el sitio de Herculano, no tiene nada que envidiarle y resulta una maravilla por sí sola, no por nada esteconjunto de ruinas son Patrimonio UNESCO de la Humanidad desde 1987.
Era un día de semana y estaba nublado con alguna ocasional llovizna y éramos apenas un puñado de visitantes aquella tarde en Herculano. Lujo puro para caminar y perderse por las distintas salas termales (frigidarium, tepidarium y caldarium) masculinas y femeninas, el gimnasio de Augusto, o el teatro con capacidad para 2.500 espectadores más los asientos reales.
Recorrer las calles de herculano nos remiten (salvando las distancias) a las de cualquier otra ciudad actual. Pese a que tiene más de 2,000 años de antiguedad, era muy similar el modo de vida de aquellos habitantes con los de nuestros tiempos.
Continuará....