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lunes, 13 de abril de 2015

Buscando la playa perfecta (del Caribe Colombiano)

Buscar las mejores playas del Caribe de Colombia se convierte en todo un desafío. Ese mar idílico, de color turquesa con aguas calientes y arenas blancas existe, y en buen número, pero nos demandará un esfuerzo encontrarlas.
Igualmente famoso por sus montañas y por sus playas, el país tiene miles de kilómetros de costas, tanto en el Mar Pacífico como en el Mar Caribe, a la cual refiero en esta entrada.

Para buscar la playa perfecta del Caribe Colombiano tenía varios planes. El más fácil era conseguir hotel con frente de playa. Conseguido, pero casi siempre estaban sobre aguas agresivas y peligrosas, y una gran bandera colorada flameaba desde la playa.
Como no estaba encontrando "la" playa, pasaba los días en mi vehículo alquilado tomando cuanto camino se acerque al mar. Esta variable funcionó mejor.
La tercera y última estrategia fue caminar y pagar cuando necesario. Tuve que caminar, y mucho, pero el premio fue grande y cada uno de esos pasos valió la pena.

 Las primeras playas que me agradaron las encontré cerca de la ciudad de Santa Marta, pero no era lo que estaba buscando. En Taganga, un pueblo medio hippie sobre la Carretera Troncal del Caribe, también fui feliz. Se notaba de inmediato una menor erosión en la arena, dejándome saber que las aguas del mar no golpean nunca con fuerza sobre esta porción de la costa.
Resulta que el mar rompe muy fuerte en ciertos lugares, que son muchos, por lo que está prohibido o desaconsejado meterse en sus aguas. Las playas pueden ser muy bonitas, pero siempre flamea la bandera roja que indica "Peligro", y hasta en algunos casos carteles indicando cuantos turistas murieron el año pasado por no hacer caso a las recomendaciones.
Sin embargo, en sus mas de 1600 kilómetros de costa marina, encontramos algunas playas que combinan todo lo bueno que puede ofrecer a los amantes de este tipo de geografía, y que para muchos se encuentran entre las playas mas bonitas del mundo, como por ejemplo las que hay en PN Tayrona.
El Parque Natural Tayrona cuenta con 3.000 hectáreas de litoral, y dentro de ese espacio protegido hay un montón de playas, muchas de las cuales son inaccesibles.
Sin embargo hay al menos tres playas a las cuales se llega con cierta facilidad tras recorrer un sendero a través de la selva. En dos horas de caminata se puede unir Playa Arrecifes con el oeste del parque hasta una playa conocida como La Piscina, una playa muy bella de aguas calmas en donde no está prohibido bañarse.
La que todos quieren conocer es Playa Cristal, una bahía protegida por lo que las aguas son calmas. El marco es espectacular desde la playa, con vistas a la bahía misma que es acompañada por una sierra. Detrás nuestro, la selva espesa. Esta playa angosta es bastante concurrida, y por lo cristalino de sus aguas resulta ideal para hacer snorkel. Hay que llegar primero hasta la playa de Neguanje, y desde ahí tomar un viaje en lancha de unos pocos minutos. Puede que esta sea la playa mas linda de Colombia.
El programa demanda al menos un día, y cuando empezamos a sumar el precio de la entrada, de alguna comida y de cualquiera de las actividades que nos son ofrecidas, resulta un tanto caro.

Nadie en su sano juicio puede negar la belleza por la que está dotada Tayrona, sin embargo encontré mucho mas bonitas algunas que son vecinas al área turística del parque natural. Estas son playas solitarias de arena color manteca en donde la brisa acaricia y al igual que en Tayrona, la Sierra de Santa Marta se hunde en el mar completando el marco con su frondoso y verde paisaje a nuestras espaldas.

En esta zona hay que ir probando. Las playas no están anunciadas, pero si uno se mete en los caminos que llevan a los bananales va a tener a la postre el mismo éxito que yo tuve.
Quería una playa desierta. Aquí no hay nadie en kilómetros a la redonda. Paralelo al mar hay una laguna. La laguna recibe agua de deshielo desde lo alto de las sierras y es mucho mas fría que la del mar, que aquí si es bastante caliente y suficientemente calmo como para nadar con seguridad y despojados de nuestras ropas.
A diferencia de las playas de Tayrona, aquí se puede caminar por playas kilométricas y mucho mas anchas que la del parque natural, solo acompañados por el paisaje y miles de aves marinas.
Otro sector de aguas calmas, calientes y muy amenas resultaron ser las de Ciénaga
Ni siquiera tenía pensado hacer playa ese día, pero fue un completo acierto el internarme en sus aguas.
Aquí nade un  buen rato, hice la plancha, y vi como trabajaban los muchos pescadores que tiene este lugar, conocido desde hace siglos como Ciénaga Grande de Santa Marta.
Las arenas están ennegrecidas por el paso cercano de un tren carbonero. Tienen esa particularidad, pero con la vegetación acercándose hasta las aguas del Mar Caribe, hacen de estas playas un paisaje muy placentero que se repite a ambos márgenes de la Ciudad del realismo Mágico.
Siguiendo la carretera, y acercándonos cada vez más al límite con Venezuela y a la península de La Guajira se multiplican las playas de gloriosa belleza, aunque esta zona está apenas desarrollada, y hay que tomar el recaudo de llevar combustible extra, agua y alimentos, pues las distancias entre los pueblos empiezan a ser cada vez mas grandes.
En muchas de estas playas sobre la Carretera Troncal del Caribe hay paradores turísticos en donde es posible comer una buena gama de pescados. Siempre frescos, siempre ricos, siempre generosos, pero aunque los comamos en una mesa plástica con perros merodeando, cuestan tanto como un buen restaurante de las grandes ciudades, en donde el servicio de mesa es siempre ejemplar.
¿Puede llamarse Caribe a las playas que Colombia tiene para ofrecer?
No soy nadie para decir lo contrario. Sólo que cuando uno piensa en Caribe, a veces piensa en otra cosa, sobre todo a lo que respecta al color y tranquilidad de sus aguas, y el tipo de gente que se acerca hasta estos destinos.

Quizás sea difícil encontrar la playa perfecta, pero el Caribe de Colombia es verdadero y se disfruta mas por otros motivos. La gente es de primera. Guarda una historia rica y mucho mas larga que otros países e islas del Caribe. Siempre suena música (pésima), y sus modos de vida son auténticos.
Tiene lo suyo el Caribe de Colombia. A mi me gusta.

lunes, 23 de marzo de 2015

Ciénaga, capital del Realismo Mágico

Ciénaga, Capital del Realismo Mágico , bañada por el mar y custodiada por la Sierra de Santa Marta, la sierra litoral mas alta del mundo.

Me resultaron mucho mas interesantes de lo previsto todos los pueblos que fui conociendo en la región del Caribe Colombiano, razón por la cual preparé una última parada en la ciudad de Ciénaga antes de emprender mi regreso hacia Cartagena de Indias, distante a unos 250 kilómetros.
Para llegar hay que tomar un breve desvío que hay desde la Carretera Troncal del Caribe. Se encuentra a una hora de distancia de la ciudad de Santa Marta y a casi 1000 kilómetros de Bogotá, la capital del país.

Esta ciudad, la segunda mas grande del Departamento Magdalena, hoy cuenta con unos 100.000 habitantes, pero ya estaba poblada antes de la llegada de Colón a America.
Fue catequizada en 1529 con el nombre de "Pueblo de la Ciénaga de Santa Marta".
Entre las atracciones turísticas del casco antiguo del pueblo está la única sede de la masonería en todo el área de Región Caribe. Es conocida por todos como "La casa de la Logia" . Esta es sin dudas una de las casas mejor conservadas de la ciudad, si no la mas.

Como ocurre  históricamente en la Francmasonería, las reuniones son de índole secreta y solo ingresan los hombres. Por esta razón se han encumbrado  las mas insólitas fantasías de lo que ocurre dentro.
En el exterior de la casa masónica hay un ojo encerrado en un triángulo. Dicen los Cienagueros  que "El ojo que todo lo ve" parpadea y se mueve siguiendo a los vecinos, produciendoles escalofríos. Además este ojo se ilumina cuando una vez a la semana se reúnen los masones.
"La Casa de la Logia" no es una sociedad secreta, y sus respetados miembros no esconden su pertenencia a la misma.
En la plaza principal de la ciudad se encuentra este templete neoclásico que es la postal preferida de quienes visitan la ciudad. Fue puesto en reemplazo de una antigua fuente sita en el mismo lugar cuando el arquitecto Eduardo Carpentier hizo a nuevo el Parque Centenario, justamente cuando Ciénaga cumplía 100 años, y el pueblo vivía la mayor remodelación arquitectónica de su historia, copiando los estilos Ecléctico y Neo Clásico que estaban a la moda en Europa, y que arquitectónicamente hablando diferencia a Ciénaga de los demás pueblos colombianos.
Frente al Parque Centenario se encuentra la bonita Iglesia San Juan Bautista, con sus tres naves, la torre y variados estilos arquitectónicos aunque su impronta sea puramente colonial.
Fue semi destruida en la época en que había combates entre los patriotas y los realistas en la que Ciénaga fue escenario de una de las batallas mas violentas de la Guerra por la Independencia de Colombia, por lo que fue reparada sin ahorros en 1846.

Esta iglesia viene a reemplazar una mas antigua que data del 1585 y se encontraba en la antigua locación de esta ciudad que supo mudarse algunas veces buscando el mejor punto defensivo.
Se han tejido todo tipo de leyendas acerca de la casa que un tal Manuel Varela mando a construir  en Ciénaga hace 100 años con materiales traídos directamente de Europa. Fue durante el auge económico de los bananales. Varela era tan popular y exitoso que la gente empezó a pensar que había hecho un pacto con el diablo. De ahí el nombre "La casa del Diablo".

Cuentan los Cienagueros que cada tarde de los últimos 100 años sale un perro negro hasta la esquina y se queda mirando. También dicen que desde las veredas se escuchan llantos de bebe, y otros levantan la apuesta jurando haber visto al mismísimo diablo dentro de la casa.
Me hubiera gustado visitarla por dentro con los cuentos adornados de algún guía. Había estado en una de estas casas aquella vez en Jamaica visitando la casa mas embrujada de todas y en algo parecido en   La Calera de las Huérfanas en Carmelo, Uruguay. Estaba listo para expandir mi "experiencia paranormal".
La Casa del Diablo es Patrimonio Histórico de la Nación por su peculiar historia. Más de una vez el estado prometió remodelar la casa, pero las promesas no llegan. O quizás tienen miedo de trabajar ahí dentro. Lo cierto es que los colombianos son muy supersticiosos, y al fin y al cabo son muchos los que vieron u oyeron cosas raras. Lo cierto es que la casa empieza a tener un estado calamitoso y va a ser cada vez mas difícil recuperarla.
El 6 de diciembre de 1929 el pueblo de Ciénaga vivió su peor capítulo de la historia cuando el Ejército de Colombia, al mando del general  Cortés Vargas reprimió una huelga que los trabajadores de la Zona Bananera llevaban hace tres semanas. Ese día mas de 1800 colombianos murieron acribillados en un hecho que se conoce como "La Masacre de las Bananeras". Los muertos ascenderían a 3408 según cuenta Gabriel García Márquez en "Cien años de soledad". Lo cierto es que nunca se supo la cifra oficial pues la United Fruit Company (la empleadora mas grande de la región) sub contrataba con terceros a sus empleados. La compañía con base en Boston tenía tomado al estado por los cojones, y este respondía directamente a sus intereses, tal como había pasado en otros países latinoamericanos en donde la compañía tenía intereses económicos.

Pocos años antes había triunfado la revolución bolchevique en Rusia, cuando instauraron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, las primeras del mundo.
10 años antes los trabajadores no se hubieran animado a reclamar  por estos derechos.
La masacre sucedió el mismo año del nacimiento de Gabriel García Márquez y queda magistralmente plasmada en su libro "Cien años de soledad" , por ser el escenario en donde vive la familia Buendía, y que le dió a la zona el título de Capital del Realismo Mágico.

Mas terne el autor, ganador del Premio Nobel de Literatura , vuelve a mencionar al pueblo de Ciénaga en su libro "El general en su laberinto".

¿Que más?
También me hice tiempo para acercarme a su kilométrica playa. La arena esta teñida de negro. Dicen que son partículas de carbón, y es probable ya que por las cercanías pasa el tren carbonero de la compañía Drummond.
El suelo del mar casi no tiene piedras, y aunque es medio fangoso al pisarlo, resultó el mejor lugar que conocí, para nadar un rato en sus calientes aguas, y que a diferencia de la mayoría de las playas del "Caribe" colombiano, estas son calmas y las olas pequeñas.