La calle del pequeño hotel de Florencia estaba en obra, pero logramos acercar lo suficiente el auto en el que habíamos llegado, como para deshacernos de la valija. El ascensor era exasperadamente lento, pero pronto ya estábamos caminando hacia el centro en busca de comida y (al menos en mi caso) hacer un primer contacto en esta ciudad en la cuál pasaríamos los próximos días disfrutando de su acervo cultural.
Conseguimos una linda mesa exterior, comimos platillos locales y comenzamos nuestra primera caminata por la Piazza del Duomo, dónde se encuentra la Catedral Santa María de Fiore, la tercera más grande del mundo después de San Pedro en el Vaticano y la de San Pablo en Londres. En los alrededores de la plaza hay varios palacios, el Campanario de Giotto, el Museo dell´Opera del Duomo y el Battisterio di San Giovanni dedicado a San Juan, patrono de la ciudad de Florencia.
Resulta curioso que hasta 1935 era el único sitio con derecho a la Pila Bautismal en toda la ciudad de Florencia, razón por la cuál todos los Florentinos nacidos hasta entonces hay sido bautizados aquí. y solo aquí.
Al día siguiente después de comprar varios tickets combinados hice una media hora de fila hasta poder entrar. Las filas se repiten una y otra vez en todo Florencia, y algunos días, como por ejemplo los de lluvia, hay que ir armado de verdadera paciencia o pagar de más para sumarse a algún grupo guiado.
El techo del Baptisterio de San Juan es magnífico y está compuesto por una serie de mosaicos renacentistas, los más antiguos datan del 1225, y la mayoría posteriores hechos por alumnos de la Escuela de Venecia y que representan escenas del "Día del Juicio final".
También en el Baptisterio de San Juan está el sepulcro de Baltasar Cossa, quien más tarde sería el anti Papa Juan XXIII
Es oscura, se recorre bastante rápido (a veces por la altísima rotación de personas). Sin duda es uno de los sitios que uno no debe perderse cuando en Florencia, y su ubicación en ese sentido es de gran ayuda.
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