Villazón se encuentra a 3.497 metros de altura, y aunque esta separada del vecino pueblo argentino de La Quiaca por el río homónimo, conforman un único núcleo urbano. Villazón nació en 1910, tres años mas tarde de la llegada del Ferrocarril Central Norte, que hasta 1993 llegaba a La Quiaca. De hecho se denominaba a este nuevo territorio, como "La Quiaca Boliviana", hasta que fue re bautizado con su actual nombre, en honor al presidente de aquellos días, Eleodoro Villazón.
Con el paso de los años casi dobló en población a su vecina ciudad argentina.
El paso a Villazón es la mas activa de las tres fronteras que nos unen con Bolivia, y la única en Jujuy.
Dos o tres veces estuve de paso. Alguna vez me tocó dormir en la frontera, tras un largo camino de regreso desde el Parque nacional Baritú, y otra vez decidí salir y recorrer el pueblo de Villazón en búsqueda de algo interesante o vistoso. Mis expectativas eran bajas. No tenía nada que perder.La mayor concentración de gente se da en la frontera, que es muy activa. Los pasadores van y vienen a paso ligero llevando mercadería sin declarar, pues ellos pasan por el costado. Ante una compra importante que supere el permitido por las autoridades migratorias, la gente le da unos pesos al pasador, y te contrabandea la mercadería hacia el otro lado de la frontera. Así de simple, y bajo la mirada cómplice de las autoridades. El trabajo de pasador es legal, e incluso esta sindicalizado en el lado boliviano, pero el contrabando de mercadería es enorme.
Unos metros transitados en territorio boliviano, y entre los primeros puestos de estas "calles mercado" ya se dejan ver entre las baratijas, los enormes bolsones con hojas de coca, a la cual son tan adeptos las gentes en las regiones andinas. Mucho mas barato que en otros pueblos en donde compré.
Las calles de Villazón que están cerca de la frontera se convierten en improvisados mercados. Una sucesión de puestos, uno al lado del otro. A medida que uno se aleja de la frontera van desapareciendo la gente y también los puestos.
Y es que las compras se convierten en la mayor atracción de este pequeño pueblo de frontera.
El regateo es el camino a seguir. Nunca hay que pagar lo que te piden. El Coya es bien rápido para los negocios, y a veces resulta difícil hacerlo entrar en razón.
Se consiguen prendas típicas en lana, o alpaca, algunas antiguas y de muy buena calidad. La electrónica es muy barata, y por lo general (al igual que los cigarrillos) de marcas que nos son completamente desconocidas, y otras que despiertan sospecha por su origen real. He comprado a buen precio memorias para la máquina de fotos, y sin que se presenten problemas.
Villazón, "La joven morena del sur", o "El diamante que se pule solo" (que imaginación!), es la ciudad mas poblada del sudoeste boliviano, y por lo que se ve, va a seguir creciendo a ritmo acelerado.
Villazón es un pueblo feo. No quiero ofender a nadie, pero es la pura verdad. Se viene aquí de paso, o por las compras. El resto carece de interés.
La luz "alogena" hace toda la diferencia. |
Mas vale Chola, que mal acompañada |
La plaza funciona como centro neurálgico para todos aquellos viajeros que, armados de paciencia, esperan continuar camino en tren o en autobús hacia alguno de los destinos, por que en Bolivia todo está "ahí nomasito", pero demanda varias horas llegar.
Monumento a Simón Bolivar, héroe libertador de Bolivia, y padre de la patria. La estatua ecuestre es el monumento mas importante de la ciudad. Bolivia lleva su nombre por Bolivar, pero el quería que este territorio sea parte del Perú. Alguna vez, halagado, se refirió a Bolivia como "Su hija predilecta".
Villazón es la puerta de entrada a varios grandes destinos de Bolivia, como lo son el Salar de Uyuni (al cual se llega en el tren que parte desde Villazón), la ciudad de Oruro, Potosí, o la apacible Tupiza.
Si tienen que dormir en la zona, lo mejor quizás es hacerlo del otro lado, en Argentina, en donde la infraestructura de La Quiaca esta mucho mejor preparada para recibir al turista, que la vecina Villazón.
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