Venía volviendo desde la provincia de La Rioja manejando por la Ruta 40 cuando tomé la decisión de estirar mi vuelta dos o tres días más. Esto me ocurre a menudo. Lo admito.
Mi objetivo inmediato fue buscar entonces una ruta que cruce toda la provincia de San Juan, de norte a sur, yendo de alguna forma en paralelo a la mítica Ruta 40 y a la Cordillera de los Andes por caminos mucho menos transitados, y lentos, claro. Podría de esa forma circular por algunas porciones de la provincia que me eran hasta entonces desconocidas.
No tardé en salirme de la 40, la columna vertebral de Argentina, y la ruta preferida de muchos, para transitar por calzadas mas angostas y serpenteantes hacia mis primeros destinos. Con dos o tres días mas disponibles para mi vuelta a casa, me tomé el asunto con suma tranquilidad, disfrutando de los paisajes y esos cielos azules tan diáfanos como solo existen en San Juan.
La localidad de Rodeo fue la primera que visité. Aunque solo había andado unos pocos kilómetros pensé en pasar allí mi primer noche, pero estaba complicado el tema de conseguir alojamiento, por lo que no me quedo otra que salirme de mi traza e ir hacia el este o lado de la Ruta 40 a probar suerte en San José de Jachal.
Antes de llegar pase por este pintoresco túnel hecho a pala y pico.
Pese a que ya era medianoche, todos los comercios estaban abiertos y la ciudad de San José de Jachal, de unos 12.000 habitantes, se mostraba muy viva y animada. Esto es muy común en este tipos de pueblos en donde la temperatura diurna en los meses de verano suele ser muy alta.
En la Plaza San Martín, la principal del pueblo y de todo el departamento, me sorprendí con el Monumento a la Cacerola. Todo un símbolo de la última gran insurrección del pueblo argentino.
El 1 de diciembre de 2001, un sábado, el Ministro de Economía de aquel entonces, Domingo Cavallo, anunciaba un "Corralito" para evitar la fuga masiva de capitales. Ante esta restricción sobre los ahorros de la gente que no podía disponer de su propio dinero, estalló el pánico y la crispación social se hizo intensa. Hubo mas de 300 saqueos y el descontento general era cada mas mas grande. Los reclamos se multiplicaban en cada esquina de cada ciudad.
El 19 de diciembre, Fernando de la Rúa decreta Estado de Sitio en todo el país por 30 días. Esa fue la gota que rebalsó el vaso.
Miles de argentinos salieron espontaneamente a las calles y en menos de una hora, Plaza de Mayo y las escalinatas del Congreso Nacional estaban llenas de gente protestando. En cada uno de los barrios de Buenos Aires, y de cientos de otras en el interior del país, la gente salía a los balcones y hacían sonar con fuerza sus cacerolas. Eran los nadies. Éramos todos.
Alguien ordenó liberar Plaza de Mayo, para vallar la Casa de Gobierno, y ahí comenzó la represión.
Mientras este primer grupo era atacado por la policía, miles de personas nuevas iban llegando al grito de "Que se vayan todos, que no quede ni uno sólo" , y el intento de copar Plaza de Mayo se convirtió en una constante. Toda la Policía Federal se encontraba defendiendo la plaza. Había barricadas en cada uno de los accesos y respirar gas lacrimógeno y correr de acá para allá ya era una constante. Literalmente millones de piedras cubrían las calles. Los avivados de siempre aprovechaban para robar mercadería en los comercios céntricos. Frente al obelisco ardían varias camionetas de OCA (correo privado de Yabrán). Los motoqueros iban de avanzada tanteando el terreno. Ya era una guerra transmitida en directo por la televisión.
Fueron 39 los muertos y cientos los heridos que dejo este día nefasto de la historia argentina.
Minutos antes de las 20 horas del 20 de diciembre de 2001, Fernando de la Rúa huía en helicóptero desde los techos de la Casa Rosada. Sólo había cumplido dos años de su mandato.
Esa fue una semana histórica. En sólo 10 días Argentina tuvo 5 presidentes.
El 1 de enero de 2002 asume como presidente Eduardo Duhalde, el orquestador del plan y quien había perdido en los comicios frente a Fernando de la Rúa.
Volviendo al tema del Monumento a la Cacerola, que me fui por las ramas tratando de ponerlos en contexto, resulta todo un símbolo como un arma de la resistencia ciudadana del país.
La cacerola tiene la leyenda "Funcionarios, la cacerola vigila". Está frente al edificio municipal local desde el 2003, cuando San José de Jachal vivía su propia revolución, cuando tras 58 días de protesta con el continuo sonar de las cacerolas hacían renunciar a su intendente, acusado de corrupción.
La ciudad de San José de Jachal fue fundada en 1751, y fue testigo directo de la Revolución de 1810.
La iglesia Matriz de San José de Jachal funciona desde 1785, aunque el edificio actual es de 1878. La torre que acompaña al conjunto fue agregada en 1959.
En su interior guardan un Cristo Negro traído de Potosí, Bolivia.
Saqué un par de fotografías en esta ciudad de aspecto colonial y me apuré para conseguir algo para comer. Ya era tarde y no quería abusar de mi buena suerte. Frente a la plaza principal me hice de pizza y cerveza. Sólo quedaba conseguir donde dormir unas horas.
Al día siguiente retomé mi camino y seguí rumbo sur, siempre en paralelo a La cordillera de los Andes.
La parte mas vistosa del recorrido me aguardaba en el Embalse Cuesta del Viento, una de las atracciones turísticas mas importantes de San Juan, y meca absoluta de los amantes del Windsurf, por lo fuerte que sopla siempre el viento. De hecho es sede de campeonatos internacionales.
Ya abandonamos el desierto que rodea a Jachal, y el siempre celeste cielo de San Juan contrasta con los ahora verdes valles de la zona, y la siempre presente Cordillera de los Andes flanqueando la geografía desde uno de sus lados.
La ruta cruza Iglesia, un pueblo de casas desparramadas sobre la ruta todas pintadas de blanco. Un pueblo largo y chico cuya población no supera los 500 habitantes.
La mayoría de sus casas están construidas con grandes bloques de adobe, y en su factura dan muestra de una influencia italiana.
La iglesia de Iglesia (esta vez vale la redundancia) también es blanca como el resto del pueblo.
Posee una torre campanario y su interior es muy plácido (fresco) y bonito.
Una vez que se abandona Iglesia, y siempre siguiendo hacia el sur y sin alejarnos de la omnipresente Cordillera de los Andes, los caminos se van haciendo largos, rectos y solitarios. Un verdadero corredor habilitado para las empresas mineras Veladero y Casposo.
El paisaje se torna monótono de a ratos con esa vegetación rala acompañando a nuestros costados.
Hasta que aparece de nuevo el asfalto y a los pocos kilómetros, como un oasis en el desierto, aparece la población de Calingasta, que con unos 2.500 habitantes, es la mas populosa de esta parte del recorrido.
Antes de llegar al pueblo se pasa por la Capilla Nuestra Señora del Carmen, construida por los Jesuitas en 1739. Es de adobe y tiene techos de paja y caña en su interior.
Calingasta (o Villa Calingasta) es un pueblo con fuertes intereses mineros y de intensa actividad agrícola.
Mas adelante, tras dejar Calingasta aparece ante nosotros el Puente Ingeniero Raúl Suárez que cruza el Río San Juan, oficia de límite entre los departamentos Zonda y Ullum. Tiene 246 metros de largo.
Algunos kilómetros mas adelante y ya llegando al límite sur de la ciudad, se llega a Barreal , que es una localidad muy serena que a la fecha cuenta con unos 3.000 habitantes.
Barreal también es un destino ideal para los amantes del deporte de aventura. Son muchas las actividades que pueden desarrollarse aquí. De fama internacional resulta el Cerro Mercedario de 6.770 metros de altura, conocido aquí como "El Centinela de Barreal".
Ya en el final del recorrido, a sólo 30 kilómetros de Barreal y limitando con la provincia de Mendoza se encuentra una gran formación geológica conocida como "Pampa del Leoncito". Esta enorme chata y singular geografía vuelve a poner a San Juan en el mapa de los deportes. Esta vez con actividades poco convencionales como el Carrovelismo (carro de 3 ruedas y una vela) que encuentra aquí un lugar ideal para su práctica, ya que el viento se presenta puntual cada día a las cuatro de la tarde con ráfagas que superan los 80 kilómetros por hora.
Mi objetivo inmediato fue buscar entonces una ruta que cruce toda la provincia de San Juan, de norte a sur, yendo de alguna forma en paralelo a la mítica Ruta 40 y a la Cordillera de los Andes por caminos mucho menos transitados, y lentos, claro. Podría de esa forma circular por algunas porciones de la provincia que me eran hasta entonces desconocidas.
No tardé en salirme de la 40, la columna vertebral de Argentina, y la ruta preferida de muchos, para transitar por calzadas mas angostas y serpenteantes hacia mis primeros destinos. Con dos o tres días mas disponibles para mi vuelta a casa, me tomé el asunto con suma tranquilidad, disfrutando de los paisajes y esos cielos azules tan diáfanos como solo existen en San Juan.
La localidad de Rodeo fue la primera que visité. Aunque solo había andado unos pocos kilómetros pensé en pasar allí mi primer noche, pero estaba complicado el tema de conseguir alojamiento, por lo que no me quedo otra que salirme de mi traza e ir hacia el este o lado de la Ruta 40 a probar suerte en San José de Jachal.
Antes de llegar pase por este pintoresco túnel hecho a pala y pico.
Pese a que ya era medianoche, todos los comercios estaban abiertos y la ciudad de San José de Jachal, de unos 12.000 habitantes, se mostraba muy viva y animada. Esto es muy común en este tipos de pueblos en donde la temperatura diurna en los meses de verano suele ser muy alta.
En la Plaza San Martín, la principal del pueblo y de todo el departamento, me sorprendí con el Monumento a la Cacerola. Todo un símbolo de la última gran insurrección del pueblo argentino.
El 1 de diciembre de 2001, un sábado, el Ministro de Economía de aquel entonces, Domingo Cavallo, anunciaba un "Corralito" para evitar la fuga masiva de capitales. Ante esta restricción sobre los ahorros de la gente que no podía disponer de su propio dinero, estalló el pánico y la crispación social se hizo intensa. Hubo mas de 300 saqueos y el descontento general era cada mas mas grande. Los reclamos se multiplicaban en cada esquina de cada ciudad.
El 19 de diciembre, Fernando de la Rúa decreta Estado de Sitio en todo el país por 30 días. Esa fue la gota que rebalsó el vaso.
Miles de argentinos salieron espontaneamente a las calles y en menos de una hora, Plaza de Mayo y las escalinatas del Congreso Nacional estaban llenas de gente protestando. En cada uno de los barrios de Buenos Aires, y de cientos de otras en el interior del país, la gente salía a los balcones y hacían sonar con fuerza sus cacerolas. Eran los nadies. Éramos todos.
Alguien ordenó liberar Plaza de Mayo, para vallar la Casa de Gobierno, y ahí comenzó la represión.
Mientras este primer grupo era atacado por la policía, miles de personas nuevas iban llegando al grito de "Que se vayan todos, que no quede ni uno sólo" , y el intento de copar Plaza de Mayo se convirtió en una constante. Toda la Policía Federal se encontraba defendiendo la plaza. Había barricadas en cada uno de los accesos y respirar gas lacrimógeno y correr de acá para allá ya era una constante. Literalmente millones de piedras cubrían las calles. Los avivados de siempre aprovechaban para robar mercadería en los comercios céntricos. Frente al obelisco ardían varias camionetas de OCA (correo privado de Yabrán). Los motoqueros iban de avanzada tanteando el terreno. Ya era una guerra transmitida en directo por la televisión.
Fueron 39 los muertos y cientos los heridos que dejo este día nefasto de la historia argentina.
Minutos antes de las 20 horas del 20 de diciembre de 2001, Fernando de la Rúa huía en helicóptero desde los techos de la Casa Rosada. Sólo había cumplido dos años de su mandato.
Esa fue una semana histórica. En sólo 10 días Argentina tuvo 5 presidentes.
El 1 de enero de 2002 asume como presidente Eduardo Duhalde, el orquestador del plan y quien había perdido en los comicios frente a Fernando de la Rúa.
Volviendo al tema del Monumento a la Cacerola, que me fui por las ramas tratando de ponerlos en contexto, resulta todo un símbolo como un arma de la resistencia ciudadana del país.
La cacerola tiene la leyenda "Funcionarios, la cacerola vigila". Está frente al edificio municipal local desde el 2003, cuando San José de Jachal vivía su propia revolución, cuando tras 58 días de protesta con el continuo sonar de las cacerolas hacían renunciar a su intendente, acusado de corrupción.
La ciudad de San José de Jachal fue fundada en 1751, y fue testigo directo de la Revolución de 1810.
La iglesia Matriz de San José de Jachal funciona desde 1785, aunque el edificio actual es de 1878. La torre que acompaña al conjunto fue agregada en 1959.
En su interior guardan un Cristo Negro traído de Potosí, Bolivia.
Saqué un par de fotografías en esta ciudad de aspecto colonial y me apuré para conseguir algo para comer. Ya era tarde y no quería abusar de mi buena suerte. Frente a la plaza principal me hice de pizza y cerveza. Sólo quedaba conseguir donde dormir unas horas.
Al día siguiente retomé mi camino y seguí rumbo sur, siempre en paralelo a La cordillera de los Andes.
La parte mas vistosa del recorrido me aguardaba en el Embalse Cuesta del Viento, una de las atracciones turísticas mas importantes de San Juan, y meca absoluta de los amantes del Windsurf, por lo fuerte que sopla siempre el viento. De hecho es sede de campeonatos internacionales.
Ya abandonamos el desierto que rodea a Jachal, y el siempre celeste cielo de San Juan contrasta con los ahora verdes valles de la zona, y la siempre presente Cordillera de los Andes flanqueando la geografía desde uno de sus lados.
La ruta cruza Iglesia, un pueblo de casas desparramadas sobre la ruta todas pintadas de blanco. Un pueblo largo y chico cuya población no supera los 500 habitantes.
Iglesia es capital del departamento homónimo, uno de los 19 en los que está dividida la Provincia de San Juan
El paisaje se torna monótono de a ratos con esa vegetación rala acompañando a nuestros costados.
Hasta que aparece de nuevo el asfalto y a los pocos kilómetros, como un oasis en el desierto, aparece la población de Calingasta, que con unos 2.500 habitantes, es la mas populosa de esta parte del recorrido.
Antes de llegar al pueblo se pasa por la Capilla Nuestra Señora del Carmen, construida por los Jesuitas en 1739. Es de adobe y tiene techos de paja y caña en su interior.
Calingasta (o Villa Calingasta) es un pueblo con fuertes intereses mineros y de intensa actividad agrícola.
Mas adelante, tras dejar Calingasta aparece ante nosotros el Puente Ingeniero Raúl Suárez que cruza el Río San Juan, oficia de límite entre los departamentos Zonda y Ullum. Tiene 246 metros de largo.
Algunos kilómetros mas adelante y ya llegando al límite sur de la ciudad, se llega a Barreal , que es una localidad muy serena que a la fecha cuenta con unos 3.000 habitantes.
Ya en el final del recorrido, a sólo 30 kilómetros de Barreal y limitando con la provincia de Mendoza se encuentra una gran formación geológica conocida como "Pampa del Leoncito". Esta enorme chata y singular geografía vuelve a poner a San Juan en el mapa de los deportes. Esta vez con actividades poco convencionales como el Carrovelismo (carro de 3 ruedas y una vela) que encuentra aquí un lugar ideal para su práctica, ya que el viento se presenta puntual cada día a las cuatro de la tarde con ráfagas que superan los 80 kilómetros por hora.
Esta enorme pampa, que antiguamente fuera una laguna esta rodeada por el citado Cerro Mercedario y también por el Cerro Aconcagua, que con 6.959 metros de altura es el mas alto de América.
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