La primera vez que vine a Copenhague fui directamente hasta "La Sirenita", Monumento Nacional y punto de encuentro con el que habíamos quedado con varios de mis primos con quienes recorrería la capital de Dinamarca en aquella oportunidad. Ellos ya estaban en esta bella urbe y yo acababa de aterrizar en un vuelo proveniente del Aeropuerto de Heathrow en Londres. No se si fue el verano, la amabilidad de su gente, la arquitectura, el agua o su gracia natural, pero fue un amor a primera vista, y desde entonces he vuelto varias veces a la que consideran una de las capitales con mas onda y mayor calidad de vida en el planeta.
Si bien había estado previamente en Dinamarca en dos oportunidades, nunca había conocido su bella capital, ni había oído hablar de la estatua de "La Sirenita" (Den lille Havfrue) hasta 2007. Resulta que es el monumento mas fotografiado del país y goza de la simpatía de gran parte de los pobladores desde 1913. Esta pequeña escultura de bronce basada en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen es todo un símbolo para Copenhague, pero tuvo una historia de ataques y vandalismo. Quizás podríamos comenzar por 1964, cuando integrantes de la Internacional Situacionista, un grupo de artistas anti capitalistas, robó la cabeza de la sirena. Ésta nunca apareció y la ciudad tuvo que reemplazarla por una réplica. Veinte años mas tarde dos adolescentes cortaron uno de sus brazos, que fue devuelto días después. En 1998 alguien se hizo nuevamente de su cabeza, la cual apareció en forma anónima días mas tarde en un canal de televisión. En sus mas de 100 años de historia fue pintarrajeada en decenas de ocasiones.
Pese a que Copenhague es una ciudad milenaria, puede cubrirse perfectamente a pie, quizás en dos días. Un buen punto de partida para comenzar cualquier recorrido puede ser ir caminando hasta el Palacio de Amalienborg, donde vive la Reina y sus herederos desde el 26 de febrero de 1794, día en el que el Palacio de Copenhague (actual parlamento) fuera destruido por el fuego por primera vez.
El conjunto de Amalienborg Slot (tal es su nombre) está compuesto por cuatro palacios idénticos (Schack, Moltke, Brockdorff y Levetzau) alrededor de una plaza con forma octogonal en el distrito de Frederiksstaden, en el centro de la ciudad. Este área de Copenhague fue mandado a construir en 1748 por Federico V (rey de Dinamarca y Noruega) en conmemoración a los 300 años de reinado de la Casa de Oldenburgo. Grandes edificios se erigieron en aquella oportunidad. En sintonía con la época se eligió el estilo Rococó, y ahora el distrito de Frederiksstaden es una de las zonas con mas cantidad de edificios de este tipo en todo Europa.
El conjunto y la supervisión del mismo es obra del arquitecto de la corte, Nicolai Eigtved.
En una callejuela cercana al palacio real aparece un tanto escondida la Iglesia de Frederiks, mas conocida como "La Iglesia de Mármol" (o Marmorkirken en Danés). Su domo cubierto de cobre de 31 metros de diámetro y 50 metros de alto es el mas grande de Escandinavia, y tal como el resto de los edificios del área es de estilo Rococó.
La piedra fundacional fue colocada por el rey Federico V en 1749 para dotar a la ciudad de una Iglesia Luterana tan bonita como las Católicas de cuando Roskilde era capital, pero por problemas financieros sólo pudo completarse 150 años mas tarde. En un hecho de corrupción, el ministro de finanzas vendió la inconclusa iglesia a un particular, a cambio de que este (Carl Frederik Tietgen) erigiera una parecida a la de los planos originales, aunque no fuera de mármol como estaba planeada, a cambio de varios terrenos linderos para desarrollar.
Durante los meses de invierno no hay mucho para hacer en las ciudades de los países escandinavos y nórdicos, salvo los mercados de navidad. Los días son cortos. A veces ni sale el sol y hace un frío bárbaro, por lo que no hay espíritu de vida social o al aire libre.El verano tiene días largos y el sol se esconde pasadas las 10 de la noche. Todo el mundo parece estar fuera de sus casas disfrutando de la mejor época del año y se multiplican las ofertas de ocio.
Copenhague viene desde hace años en el Top 10 de ciudades con mayor calidad de vida en el mundo. No hay ruidos excesivos. El gobierno es poco corrupto. Existe una gran cantidad de espacios verdes, de hecho, por ley, ningún habitante puede tener un parque o playa a mas de 15 minutos de caminata desde sus hogares.
La gente gana buenos salarios, tiene seguridad laboral y recibe algo a cambio de sus impuestos. Incluso en las dependencias municipales te invitan un café a la hora de pagarlos.
La tercera parte usa la bicicleta como medio diario de transporte, y todo en la ciudad (pionera en la materia desde los años 70´) parece estar diseñado a su medida. El resto se mueve en un transporte público muy efectivo, con uno de los subterráneos mas apreciados del mundo, pese a sólo contar con dos líneas y 17 estaciones.
En todo Dinamarca, e incluso en Copenhague, la gente tiene tiempo para disfrutar de la familia, la vida al aire libre y los amigos. Cada tarde desde 1873 la gente hace cola en las puertas de acceso del singular Parque Tívoli, el parque de diversiones mas antiguo del mundo.
Se destaca la buena onda de la gente y el gran ambiente de esta ciudad cuyos límites no están del todo claros, razón por la cual se discute si su población es de 597.000 o 1.200.000 personas. Sea como sea, Copenhague es una de esas capitales tranquilas de las que no hay tantas en el mundo, y recibe muchos mas turistas que los habitantes que tiene.
La plaza de Gammeltorv es la mas vieja de la ciudad. Desde el siglo XII existe allí un mercado de carne (cubierto desde 1901), y concentra la vida política y judicial de la urbe desde incluso un tiempo antes. Es una zona en donde la mayoría de los edificios son de estilo Neoclásico, tras ser reconstruida el área tras el gran incendio de 1795. Es un área de peatonales, de hecho dicen que de aquí (aunque cambia 5 veces de nombre) parte la calle peatonal mas larga del mundo.
Pasado el mediodía fuimos, siempre caminando, hasta el popular barrio de Nyhavn a conocer el que es el canal mas famoso de la ciudad. Aquel que sale en todas las fotos con sus barcos de madera anclados a los costados y sus casitas de colores, algunas del siglo XVII.
Como buena zona portuaria, su pasado no goza de buena fama, pero se puede decir que el ambiente ha cambiado para siempre. La zona está llena de bares con libros en sus estantes, restaurantes pulcros y algunas tiendas de diseño, algo en lo que Copenhague puede dar cátedra.
Bien pasado el mediodía nos decidimos sumar a las ordas de turistas y locales para disfrutar de unas Frikadeller (albóndigas con salsa) y unas cervezas, a las que pronto le sumamos otros platillos.
Ya que estamos en el rubro gastronómico vale la pena destacar que en la ciudad hay dos restaurantes galardonados con una Estrella Michelin, y un buen número de chefs premiados. Como siempre en el norte de Europa, una experiencia de este tipo cuesta unas buenas Coronas (uno de los pocos países que o adoptaron el Euro como moneda).
Cada media hora salen barcos desde Nyhavn (literalmente "el puerto nuevo") que ofrecen recorridos de variada duración por los canales de la ciudad, a un moderado precio por asiento y con buenas perspectivas fotográficas de los edificios mas emblemáticos de Copenhague.
Este barrio y algunas cuadras de los adyacentes son los que mayor actividad comercial tienen durante el día, y los únicos con "vida" durante las noches, al menos para los que no llegan preparados para otras caras que tiene ciudad. El resto se vive "puertas adentro".
La ciudad tiene una gran oferta cultural y de buena calidad con muchos teatros y festivales. Todos los museos son gratuitos los días miércoles, y para los menores de 18 años. Algunos de los mejores del país y la ciudad, como lo son la gran pinacoteca de la Galería Nacional de Dinamarca - SMK- (Statens Museum for Kunst), o el Museo Nacional de Dinamarca, tienen entrada libre todos los días. En el primero hay una extensa colección de arte Danes y extranjero que va del siglo XIII a la actualidad, y en donde no faltan pinturas de grandes maestros como Rembrandt, Rubens, Tiziano, Matisse, Durero y Picasso. El segundo es el mejor lugar para adentrarse en la historia de la cultura local.
Otros museos de calidad son el Glyptptotek, un museo dividido en dos, con una colección de arte antiguo (Egipcio, Etrusco, Griego y Romano) y otro dedicado al Impresionismo Francés, con 35 esculturas de Rodin, 40 obras de Gauguin y muchas de Degas. Este museo también tiene entrada libre los días domingo. El Museo de la Música, el Museo Naval y el Royal Arsenal Museum (en un edificio de 1604) completan la oferta.
Copenhague invita a hacer una pausa y dedicar un tiempo a descubrirla. Su esencia está repartida en sus calles, sus platillos, su pasado, el futuro, el diseño, la cerveza, las bicicletas, sus canales, el ladrillo, la madera, el estilo, su abecedario, el clima, su literatura y la libertad.
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